Resulta asombroso que los politizados jueces de la Audiencia Nacional ratificaran ayer que hubo delito en el caso del chivatazo en el bar Faisán, pero al mismo tiempo no quisieran aclarar qué clase de delito hubo. Francamente, todo esto huele a puritito apaño para "alejar" el caso Faisán de la elecciones generales. O como diría algún chistoso: A los magistrados no les interesa saber si viernes se escribe con be o con uve, simplemente han decidido pasarlo al lunes. O sea, para después de las generales, lo que grosso modo supone una veintena de diputados que Rubalcaba no perderá y por lo tanto evitará pasar al grupo mixto, valga la exageración.
Es un tributo que el galardonado juez Bermúdez, alias "Caminito de Jerez", ha pagado gustoso a quien le concedió tres condecoraciones policiales, una o dos de ellas generosamente pensionadas. El emisor de las medallas no fue otro que el candidato Pérez, y Bermúdez acaba de contestarle con una especie de "oído cocina", seguido de un "corto y cierro en lo que al Faisán se refiere".
Según mire uno la prensa, nos encontramos con reacciones de lo más contrapuestas en función de la ideología del medio que analice el apaño, las cuales van desde las declaraciones de la socialista Valenciano, que exige a los del PP que pidan disculpas, como si el delito que la Audiencia reconoce lo hubiera cometido el fantasma de la Ópera, pongamos por caso, y los altos cargos de Interior (policías incluidos) hubiesen quedado descartados para siempre y al mismo tiempo nombrados funcionarios miríficos. En el sentido contrario, algún medio habla (no es información escrita) de que tarde o temprano el marrón acabará afectándole a quien de verdad promovió el chivatazo, sobre el que nadie duda en su fuero interno que se trata de Rubalcaba, con el visto bueno del propio Zapatero y el entusiasmo ciego del ahora ministro de Interior, un tal... ¡Contra, no me sale el nombre del esbirro! Es igual, para lo que le queda.
Hay dos razones para creer que a cada faisán le llegará su San Martín, siempre en el supuesto de que el Partido Popular acceda al poder: 1. Pumpido dejará de ser el jefe de los fiscales y así caerá más de una barrera interpuesta por el de la toga embarrada. 2. La cúpula de Interior dejará de poner toda clase de pegas a las investigaciones del juez Ruz. En tales condiciones, si es que al PP no le da por dejar el tema en coma hasta su óbito definitivo (ya sabemos que la derecha es ante todo coñoboba), lo normal es que la investigación vuelva a retomarla la Guardia Civil, instituto que fue apartado del caso por Garzón cuando éste vio que los indicios apuntaban directamente a la Moncloa. Es decir, si se cumple el pronóstico, lo más lógico es que la Guardia Civil acabe por dejar un montón de pruebas encima de la mesa del juez instructor. Pruebas del tipo de delito y de los delincuentes, tanto de los ejecutores como de los inductores.
Eso sí, a continuación los socialistas marearán la perdiz (vamos, el faisán) durante años y años, a lo largo y ancho de todos los tribunales de este mundo. Y cuando estén condenados en firme por la última instancia, quien sea les enviará dos meses a prisión, sólo a dormir, mientra Mariano les concederá el indulto, que es exactamente como actuó Aznar respecto a los canallas del Gal. Y ni alta traición, ni colaboración con banda armada ni "tutía", la impunidad del socialismo es proverbial y desmedida, al menos desde que se fundó el PSOE para acá. Lo que convierte a cualquier militante socialista en el poseedor de un auténtico comodín-chollo. Si no de qué tanta abundancia y actitud perseverante de tantos facinerosos.
Autor: Policronio
Publicado el 22 de septiembre de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.