martes, 11 de diciembre de 2018

Entre Rub y Raj


ZP anuncia las elecciones generales para el 20 de noviembre, aniversario destacado del antiguo régimen. ¡Arzapilili! ¿No tenía otra fecha el gachó? Por ejemplo para el 23-F pasado, puesto que hace más de un año que debería de haberlas convocado y se sabe que el socialismo felipista estaba detrás del golpe de Estado. ¿Y qué decir del 14 de abril? También pasado, por supuesto. Una fecha de lo más guay y todita ella republicana, ¿no? Pues no, va el muy chulito y fija el 20-N. ¡Españoles, ZP ha muerto, viva su papel de reina madre hasta la llegada del nuevo presidente!

Francamente, me importa bien poco cuando sean las elecciones siempre que éstas se desarrollen en un ambiente muy distinto al del 11-M, en todos los sentidos, lo cual es casi imposible si Rubalcaba es el candidato del socialismo sarmentoso, dentro del cual prevalece aún, a sabiendas del desastre continuado que han supuesto los últimos ocho años, esa sensación vehemente de que tan sólo la izquierda debe gobernar. Y dentro de ella, el socialismo. Y dentro del socialismo, un buen sillón para Rubalcaba, que hace 35 años que no se baja del coche oficial y bastante más que se cree imprescindible para lo que sea, dada su enorme listura. Que eso es lo que tiene Pérez, que se cree muy listo porque alguien se lo dijo un día, así lo ha vendido a todo el mundo y así se lo ha comprado buena parte de la clase política. Pero en realidad sólo es un listillo demagogo al que no le importa practicar todo tipo de vilezas, ¡ahí sí!, con tal de... Incluida la alta traición del Faisán. 

Es decir, que para conservar o acceder al poder todo le vale al socialismo. Absolutamente todo. Y no de ahora, sino desde los tiempos de Pablo Iglesias en el siglo XIX. ¡Que Dios nos ampare en los siguientes cuatro meses, "veremos cosas que han de helarnos el corazón"! Y luego, si el PP llega al Gobierno, entre sindicatos e indignados ya se encargarán de ocupar las calles. Yo de Rajoy adoptaría una primera medida nada más llegar: Reforzar a tope el equipamiento de los antidisturbios, que no falte munición. Nada de que les salga gratis cualquier alboroto como ocurre con los del 15-M. La calle es de quien la circula, no de quien la parasita con ánimo revolucionario o subversivo.

¿Y a todo esto qué dice el señor Rajoy? Pues mire ustezz... Lo de siempre con filtro. Vamos, pa no molestar. ¡Dios —de nuevo—, cómo me gustaría equivocarme con el jefe pepero y que al llegar a la Moncloa se transformase en un gigante moral e intelectual. En un verdadero estadista bien lejos del Don Tancredo que ahora parece. Eso sí, lo último es la abstención o el voto testimonial, al menos para mí. Hay demasiada diferencia entre un señor malvado (Rub) y un señor seriecito (Raj).

Autor: Policronio
Publicado el 29 de julio de 2011

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