Con motivo de la nueva constitución de Marruecos, donde algo ha cambiado para que todo siga igual, es decir, en manos de un sultán tan despótico como caprichoso, parece que en el país vecino (nos separa una alambrada) se ha autorizado a los extranjeros residentes para que participen y voten en las elecciones locales. Vamos, que los 10 o 12 mil españoles que viven en Marruecos podrán votar, si les apetece, en un paripé donde siempre gana el candidato que propone el amigo del amigo de Mohamed. A cambio, eso sí, en España podrán participar los 540 mil marroquíes (datos de 2007) que invaden nuestras ciudades y pueblos y obedecen al imán más cercano, que como es lógico acata cuanto le llega del "Comendador de los Creyentes" al otro lado del estrecho y por lo tanto orienta el voto a favor del partido político proclive a la cobardía frente a Marruecos: Ni más ni menos que el Psoe.
Ahora bien, si hay dos zonas especialmente afectadas por ese convenio que Trinidad Jiménez quiere firmar con Marruecos, éstas no son otras que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, donde las elecciones locales deciden, al mismo tiempo, la composición del gobierno autonómico. Y pocas dudas caben de que ese convenio facilitará, a medio plazo, la llegada al poder en sendas ciudades españolas de unos partidos políticos creados ex profeso por el sultán (o reforzados los actuales) y financiados con nuestro propio dinero (sólo en 2010 se le regaló a Marruecos más de 120 millones de euros), partidos que cuando accedan al poder o sean decisivos acabarán por convertir nuestras plazas africanas en un hervidero de conflictos. Y probablemente será así, de mal en peor, hasta que alguien decida que lo mejor es ceder Ceuta y Melilla a Marruecos. Pero que conste que todo habrá comenzado en la era ZP, el mayor felón de todos los tiempos.
Autor: Policronio
Publicado el 9 de julio de 2011
Publicado el 9 de julio de 2011
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