María Dolores de Cospedal. |
No soy nada sospechoso de hostilidad hacia el PP, todo lo contrario, en este mismo blog he pedido varias veces el voto para esa formación política y probablemente repita mi petición de cara a las generales. Ahora bien, ello no obsta para que advierta que varios mandamases populares nos están ofreciendo estos días el peor de los ejemplos: la acumulación de cargos y sueldos, como si no contaran con más de 700 mil afiliados donde escoger y escoger, y en realidad se tratase de un partidillo de los que caben en una guagua de las pequeñas, que dirían mis amigos canarios.
La acumulación de cargos, sueldos o pensiones entre los socialistas, como pueda ser el caso de la Pajín o la De la Vega, es algo que no me extraña nada en gente de esa calaña, pero siempre he creído que los populares eran otra cosa, aunque nada más fuese porque casi todos ellos han llegado a la política a partir de unas profesiones que les bastaba como medio de vida, no como muchos militantes de la izquierda, que se incorporan desde bien jovencitos a medrar en el partido o el sindicato y lo hacen con una mano detrás y otra delante.
El ejemplo más sonoro dentro de los populares corre a cargo de María Dolores de Cospedal, que sigue siendo senadora, a menos que haya renunciado hace un rato, ocupa la Secretaría General del PP y, sobre todo, preside una comunidad tan importante y conflictiva como es Castilla-La Mancha, donde ha recibido una herencia propia del mismísimo Atila. Y no sólo eso, sino que los funcionarios de la comunidad manchega, miles y miles de ellos enchufados por el socialismo y por la puerta trasera, faceta destacada del nefasto legado de Barreda, juegan a la obstrucción descarada como si de hunos se tratase. No sólo se han llevado los ordenadores, cafeteras y bolígrafos de algunas oficinas públicas, sino que, según un alto cargo del nuevo Gobierno: "La situación roza la opereta. El pasotismo está siendo una constante en la trastienda. Lo peor, sin embargo, son los regates en corto, las zancadillas, los recelos, las insidias...". Es decir, "la izquierda promete una oposición bronca, aguerrida, puenteada de choques de diferente tenor, y lo harán con la ayuda de sus tentáculos en el Ejecutivo autonómico".
Bien, pues he visto en las últimas semanas que la Cospedal no cesa de salir en la televisión a tratar cuestiones de su partido o a dar la réplica de alguna idiotez o infundio de los socialistas, eso sin contar que su presencia se ha advertido en más de un mitin o acto organizado a mayor gloria de Rajoy, Arenas, etc., producidos normalmente fuera de su región, es decir, no ya en ese Madrid que está a dos pasos de Toledo, sino en Andalucía, Galicia y otras comunidades alejadas. No es que la señora deba renunciar a visitar las regiones españolas, interesándose en ellas sobre cómo marcha el PP. Desde luego es una labor propia de una secretaria general, pero cómo se compatibiliza eso con la extremada atención que requiere, y merece, la comunidad que ahora preside, donde el quintacolumnismo socialista que, como se sabe, permanece incrustado en La Mancha desde hace nada menos que tres décadas, supondrá un duelo algo más serio que el de batirse contra molinos de viento. Si Cospedal hubiese encontrado una balsa de aceite al hacer el relevo, tendría un pase; no es en absoluto el caso de una gran comunidad, sobre todo en extensión, que necesita ser recorrida comarca a comarca en los fines de semana. Eso sí, de lunes a viernes con el culo pegado en el sillón y apretando botones para que los interventores vayan entrando expedientes en mano y los asesores ofreciendo soluciones viables a tanto desmán.
¡No María Dolores, no vas bien por ese camino en el que priva la inconstancia del pluriempleo! Y tú lo sabes, y lo sabe Mariano y debéis rectificar cuanto antes porque dais un ejemplo fatal. Un cargo de relevancia como es la Presidencia de C-LM, donde uno necesitaría aportar hasta el alma si fuese preciso con tal de lograr la eficacia que merecen nuestros compatriotas manchegos, es cuanto se necesita para practicar la política de altura, que es muy distinta a la de ese mariposeo de agenda repleta y poco despacho, en la que tal vez nunca sabes si te encuentras en Bruselas (Senado), París (calle Génova) o lejos de donde deberías de estar a todas horas: El palacio de Fuensalida en Toledo. Quiero creer que no es la codicia de percibir varios sueldazos lo que te guía, aunque lo parece. Tampoco debería de ser el no fiarse de otros compañeros de partido y sentirse imprescindible para evitar retrocesos, si bien es otra sensación que das. En cualquier caso, al efecto te recuerdo un refrán apropiado: "Quien mucho abarca, poco aprieta".
Autor: Policronio
Publicado el 5 de julio de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.