A consecuencia de la gravísima crisis económica que bajo la nefasta presidencia de Rodríguez Zapatero estamos sufriendo, numerosas son las medidas tomadas por el gobierno socialista, de forma chapucera e improvisada como en este gobierno es norma habitual de conducta, supuestamente encaminadas a reducir el gasto público.
Ahora bien, está claro que en esta vida no todo ha de ser austeridad y no es mala cosa darle al cuerpo alguna alegría de vez en cuando. Al menos, así debe de pensarlo el súper ministro Rubalcaba, ya que el Ministerio del Interior viene de gastarse la friolera de 24 millones de euros en un lujoso helicóptero EC225, destinado a la Policía Nacional, que ríanse ustedes del mítico “Trueno Azul” que hace años triunfó en la pequeña pantalla.
En principio el helicóptero ni es caro ni barato, todo dependerá de la necesidad de su adquisición y del uso que se le vaya a dar, y es llegado a este punto cuando se empieza a sentir náuseas, asco y vergüenza ajena. Vayamos por partes y veamos, por ejemplo, qué opinan sus destinatarios de la operatividad del aparato comprado, que son los que saben de esto.
Para Alfredo Perdiguero, portavoz de la Unión Federal de Policía, la compra del helicóptero de marras es un derroche inadmisible, y la utilidad del mismo prácticamente nula, ya que “no hay espacio para el material operativo en su interior”. Critica también el señor Perdiguero el escandaloso gasto de carburante del suntuoso EC225, especialmente indecente tras las últimas disposiciones del gobierno dirigidas a reducir el consumo de petróleo: “En unas prácticas llevadas a cabo se gastaron casi 3000 litros de queroseno”. Señala también Alfredo Perdiguero que cada revisión del helicóptero sale por “6000 euros”, para concluir que “aunque se utilice este helicóptero una vez o dos al año no sirve para nada”. Más alto tal vez pueda decirse; más claro imposible.
De momento va bien la historia: se ha gastado el Ministerio del Interior 24 millones de euros en un helicóptero que no es válido para el uso al que supuestamente está destinado y que además de inútil consume un huevo y parte del otro. Además, las revisiones y reparaciones nos saldrán por un ojo de la cara…¡para usarlo, tócate las narices, una o dos veces al año!
Realmente la mezcla de desvergüenza e ineptitud de los gobernantes que, a modo de plaga bíblica, padecemos es sencillamente inagotable. Su capacidad para sorprender al prójimo es también inaudita: aunque pudiese parecer que su nivel de frescura y cinismo hubiese alcanzado ya cotas insuperables, siempre guardan un as en la manga en forma de nueva majadería que consigue asombrar al más circunspecto. Es hora de que cuando Zapateros, Rubalcabas, Pepiños y demás fauna socialista, con su habitual desenvoltura, se permitan la obscenidad de exigirnos sacrificios en su patético intento de que otros arreglen (y padezcan) lo que ellos solitos han estropeado, la respuesta sea tan unánime como rotunda: ¡Váyanse ustedes a paseo, hombre!
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 14 de marzo de 2011
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