Artur Mas (CiU) y Alicia Sánchez-Camacho (PP). |
Los de CiU, esa coalición política padre y madre del nacionalismo catalán desde la Transición hasta Dios sabe cuándo, a pesar de no contar con mayoría absoluta en el parlamento de Cataluña dicen de sí mismos que viven en el confort respecto a lo que denominan acuerdos de geometría variable: Para los temas económicos, con el PP; para los temas identitarios y nacionalistas, con ERC; y para los temas sociales, con el PSC. Todo de lo más sencillo y punto en boca.
Y a ver quién es el guapo que junta a las tres formaciones citadas para castigar la soberbia de los convergentes. Sería imposible incluso si se pusieran de acuerdo, puesto que juntos PSC+PP+ERC solo suman 56 diputados frente a los 62 de CiU. Es decir, habría que contar con los 10 escaños de los comunistas de Joan Herrera para alcanzar los votos necesarios y darle algún susto menor a Artur Mas. Digo susto menor, porque si se tratara realmente de jugarse el gobierno entonces los de CiU aún dispondrían de la opción Laporta, político igualmente de geometría variable que dispone de 4 diputados que podría ceder a un buen precio, siempre que sea un grupo nacional-separatista el que le haga la propuesta de cesión, por supuesto.
Ante semejante situación, lo raro es que la Sánchez-Camacho insista de ese modo en pactar con CiU y entrar en el gobierno de Mas, máxime si se tiene en cuenta que al convergente ya le ha dado respaldo en los presupuestos y debería de ser consciente que hasta el año que viene apenas tiene nada que ofrecerle. Pues no, erre que erre en querer alcanzar un acuerdo de gobierno parecido al de la Diputación de Barcelona o el Ayuntamiento, lo que quizá determinase la pesca de alguna consejería para sí o alguno de los suyos.
Sánchez-Camacho comienza a parecerse a Durán Lleida, ese individuo que sabe lo poco que tiene que rascar ante la mayoría absoluta de Mariano Rajoy y aun así el muy cuco exige lo suyo (concierto económico) a cambio de que no haya un choque de trenes. Solo que Alicia parece ofrecerse gratis total mientras Artur va poniéndole cara de póquer y le responde aludiendo al confort en el que vive. Confieso humildemente que no soy capaz de entender la actitud de ciertos políticos, especialmente si aspiran insistentemente a pactar con un gobierno nacionalista que incumple descaradamente la ley y también unas cuantas sentencias de diversos tribunales que afectan a temas muy graves.
Autor: Policronio
Publicado el 26 de diciembre de 2011
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