Con ello no quiero de decir que pudiera hacerse, también, una exposición pormenorizada de los supuestos efectos deseados del metomentodismo que nos asola. Advierto ello, por ahorrarme de antemano la contestación al troll de guardia, que pudiera fastidiarme la siesta, con el aviso en el móvil de la llegada de un comentario. Efecto indeseado de lo que las ciencias adelantan, que es una barbaridad.
En lo que nos ocupa ¿quién no recuerda la canción, muy popular en los sesenta, referida a la posesión de ciertos bienes, muy apreciados por el común de los mortales? Se la digo, por si acaso: “Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, el que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios”.
Con traer esto a colación, también va por el troll de guardia, no digo que haya que apuntarle al Altísimo el tanto, por el hecho de que no te duelan las muelas, te pases la crisis por el arco del triunfo, y tengas éste asegurado, en el requiebro a la guapa de la comunidad, cuyo porte y donosura hace tiempo que viene afectándote severamente a la estabilidad de las meninges.
Lo traigo a colación, porque, si como se pretende desde el socialismo rampante, a partir de ya hay que dar gracias al estao, por la posesión de tan preciados bienes, la cancioncilla de marras quedará muy estropeada, en el ánimo de buscar algo a propósito que rime con ello.
Por ejemplo: “Como no te duelen las muelas y en el banco vas de sobrao, con todo el amor del mundo, dale gracias al estao”. Es una cagada, con perdón. O esta otra: “No te duele la cabeza, como ya habrás comprobao, ni el dinero se te escapa, como al vecino de al lao, la Sarapova te mira, con gesto bien arrobao, no tengas ninguna duda, ¡se lo debes al estao!”
Pues eso.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 6 de marzo de 2011
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