En una entrevista con Antich, director de La Vanguardia, el jefe de los populares ha declarado hace poco que: "No dice 'no' al concierto económico que le ‘presentará’ Mas tras las elecciones generales de 2012". La noticia la recoge a su vez La Voz de Barcelona.
Parece mentira que una simple frase diga tanto de quien la pronuncia. En primer lugar, da la sensación de que Rajoy no confía nada en sacar los escaños suficientes para gobernar, los cuales pueden ir desde la mayoría absoluta que predicen las actuales encuestas a una mayoría significativa en la que apenas necesite algún pacto puntual en según qué leyes. De ahí, de esa desconfianza que atenaza a nuestro hombre, la cual no es de extrañar puesto que pocas semanas antes de las elecciones de 2004 sacaba un chorro de puntos a Zapatero y luego ya vimos lo que pasó, se deduce que Rajoy no quiera cerrarse ninguna puerta antes de hora con los nacionalistas de Mas.
Ahora bien, pongamos que Rajoy gana demasiado justo de diputados en 2012 y debe contar con los convergentes si quiere formar gobierno. Está claro que en tal circunstancia el concierto económico es lo mínimo que querrán los nacionalistas. Y además pretenderán un concierto a lo grande, del mismo tenor que el vasco o el navarro. Es decir, habría que añadir una tercera injusticia a las dos existentes, puesto que el resto de los españoles estamos dando dinero a regiones muy ricas, sobre todo la vasca y como consecuencia de un cupo muy mal calculado. Añadir una tercera brecha por donde arrojar el bienestar general no dejaría de ser otro bajonazo a la igualdad ante la ley.
Otra opción es que Rajoy no necesite el soporte de CiU y aun así no le importe estudiar la propuesta del concierto económico, que en aras de cierta tranquilidad en Cataluña quizá se apruebe en unos términos relativamente modestos y más bien destinados a 'contentar' a los que jamás tienen suficiente. Por supuesto que en este caso Mas lo aceptaría, no nos engañemos, pero solamente a la espera de contar con una situación más favorable para el chantaje, que es lo que han venido haciendo los nacionalistas desde hace más de 30 años. Vamos, que sería un engordar para morir o como poco un seguir en la misma línea de ir deshilachando España.
Creo que Rajoy no es el tipo de político que a nuestra patria le conviene, no si juega a dos barajas y evita pronunciarse con determinación en estos asuntos tan serios. Ya que la claridad es la única manera de que el ciudadano sepa lo que vota. Si los habitantes de Cataluña están pagando demasiado en relación a lo que reciben del Estado, me parecería muy bien que se replanteasen los importes de las balanzas fiscales, pero al mismo tiempo debería sopesarse la posibilidad de extinguir el concierto con el País Vasco y Navarra. Y algo así, la reforma fiscal territorial que evite unas desigualdades tan sangrantes, es preciso que cuente con los razonamientos suficientes, además de la equidad, para que nadie salga defraudado. Naturalmente, cualquier propuesta de semejante calado debería someterse a referéndum. ¿Es Rajoy el hombre adecuado para solucionar el principal problema pendiente en la España de las autonomías? A mi juicio no, le falta altura de miras y coraje.
Autor: Policronio
Publicado el 7 de marzo de 2011
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