sábado, 8 de diciembre de 2018

Derecha, cretinos y cabrones


Resulta que hay una chica que canta, bajo el nombre artístico de Russian Red, llamada Lourdes Hernández. La buena de Lourdes, al ser interrogada sobre sus preferencias políticas, se declaró partidaria de la derecha, partidismo que yo estimo tan lícito como si hubiese demostrado su preferencia por la izquierda.

Algo turbio se debió de oler “El País” en la respuesta, y organizó una encuesta de urgencia entre distintos artistas para que estos mostrasen su opinión sobre el particular. Entre otros fue consultado Andrés Calamaro, quien tuvo a bien contestar: “Un artista que se declare conservador es la persona más normal del mundo pero podría ser fustigado por una “izquierda a cuerda” que es más aparente que otra cosa”. No le falta razón.

Entre esa “izquierda a cuerda”, fustigadora inclemente de artistas herejes, parece contarse por méritos propios, a tenor de sus manifestaciones, un cantante gijonés de nombre Nacho Vegas: “[…] cuando las políticas neoliberales han dejado en la calle a familiares y amigos míos y han recortado derechos fundamentales a la mayoría de la gente, que además está saliendo en masa a la calle, no puedo evitar pensar que cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cabrón. O un potentado. […] no tengo a Lourdes por ninguna de estas tres cosas, quiero pensar que no sabía muy bien de lo que hablaba”. 

Por tanto, de derechas sólo son los cretinos, cabrones o potentados. Pero ya que Vegas no cree que Lourdes encaje en ninguna de esas categorías, le hace el favor de incluirla en el grupo de los ignorantes, que supongo que también será fértil vivero de las odiosas huestes derechistas. Pero continuemos con el discurso de Nacho Vegas, que  amplía su punto de vista: “En realidad no me extraña tanto que Lourdes sea de derechas porque creo que su intención es sólo hacer canciones bonitas”. Bien, ya tenemos una nueva casta perteneciente a la derecha: todos aquellos que sólo quieren hacer “canciones bonitas”, circunstancia que no sé si exime a Lourdes Hernández de ser una ignorante al no haberlo aclarado Vegas convenientemente.

Nos hace también partícipes Nacho Vegas de una anécdota personal: “Hace poco una antigua componente de un grupo de pop me dijo que había votado a Cascos […] El populismo de derechas se ve que ha calado en gente de todo tipo. Pero no conozco a gente que sea de derechas y no se atreva a confesarlo. Ahora la derecha está orgullosa de serlo, así están las cosas”. 

Abrumada por las reacciones a su confesión, ha declarado Hernández: “He recibido mucha agresividad y poco respeto desde que hice esta escuetísima declaración, y la conclusión que saco de todo esto es que existe una totalitarización de la opinión pública que poco se acerca a los ideales de una sociedad progresista”.

Yo no sé si Lourdes es una cretina o una cabrona, ni me importa, pero en todo caso lo sería por otras cuestiones: el ser de derechas o de izquierdas nada tiene que ver en este pleito, y cretinos y cabrones, decentes y benditos los hay en todos sitios. Tampoco sé si las declaraciones de Vegas se deben a que sea un cretino, un ignorante o ambas cosas a la vez, que todo es posible. Lo que sí sé es que a Lourdes le ha hecho una cabronada de las gordas: hay que comer todos los días y tal vez se le hayan cerrado muchas puertas, que desgraciadamente en este país así funciona el negocio.

Tampoco sé si Lourdes leerá este escrito, pero por si acaso me gustaría decirle algo: tienes perfecto derecho a pensar y decir lo que te dé la real gana (sin ir más lejos el mismo que Vegas), y aunque hayas recibido agresividad y falta de respeto estoy convencido de que también habrás recibido y recibirás comprensión y cariño. Desde luego por mi parte así es, y no porque hayas dicho que eres de derechas, que, sinceramente, tus preferencias políticas ni me van ni me vienen: mi comprensión y cariño hacia ti obedecen a la solidaridad con quien es injustamente maltratado por ejercer el derecho a expresar su opinión que, según he oído decir, tenemos todos los españoles. 

Te cuento también, en plan Nacho Vegas, una experiencia personal: a mí me han ocasionado múltiples sinsabores mis colaboraciones en Batiburrillo, que el nadar contra corriente y decir según qué cosas no gusta demasiado en los tiempos que corren. Al igual que tú, he recibido agresividad y falta de respeto, pero (al igual que tú, no lo dudes) también cariño y comprensión. Y vale la pena, si bien reconozco que yo no vivo de esto y tú supongo que sí, lo cual supone una sensible diferencia. Aun así, te animo a que no te cortes y si te vuelven a preguntar contesta sin miedo: tu libertad nadie tiene derecho a coartarla. 

A Nacho Vegas me gustaría decirle que esto no se hace, por Dios. No se insulta gratuitamente a millones de conciudadanos. No se crucifica arbitrariamente a una colega de profesión. No se juega con ciertas cosas que nada bueno pueden traer. Viva y deje vivir: el mismo derecho que tiene usted a ser (supongo) de izquierdas lo tiene Lourdes a ser de derechas; y si quiere criticarla hágalo, que es derecho también, pero usando razones y argumentos, sin necesidad de ejercer de francotirador desalmado. 

Si algún día a usted le vilipendiasen por declararse de izquierdas con la misma saña que usted se ha gastado Lourdes, le aseguro que pondré mi teclado a su servicio, que la historia de hoy nada tiene que ver con partidos o preferencias políticas personales. Tiene que ver, única y exclusivamente, con la libertad individual de pensamiento, la libertad para hacer público dicho pensamiento, la libertad individual para discrepar y la libertad para hacer pública dicha discrepancia, siempre desde la argumentación razonable y razonada y la tolerancia. Éste, créame, es el único camino para convivir en paz. Bravo por Andrés Calamaro y muy mal por usted, señor Vegas.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 19 de junio de 2011

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