viernes, 23 de noviembre de 2018

ZP se oculta detrás de un matojo


Por mucho que creamos que Rubalcaba es el sucesor, y en esa creencia me incluyo a mí mismo, me temo que el resultado final será el típico ejemplo de la chica poco agraciada que se busca una compañera mucho más fea, a poder ser de tetas gordas, para tener alguna opción de ligar, siquiera sea por eliminación. No hablo de fealdad o ‘guapura’ física, evidentemente, sino de esas maneras políticas que ha venido exhibiendo Zapatero, las de un farsante redomado, y que ahora deberán ser contrastadas con las de su nuevo vicepresidente político-represor, que son mucho más detestables aún puesto que en toda declaración que realice, y habrá días que se sitúe varias veces ante las cámaras, incluirá el insulto y la amenaza. Es decir, queda claro que Zapatero ha optado por refugiarse detrás de unos matojos de ortigas moheñas, con el pusilánime objetivo de hacerse olvidar hasta marzo de 2012, o poco antes. ¿Razón? Evidente para cualquiera que no sea de su cuerda: siempre ha sido un cobarde, además de un resentido sin escrúpulos. 


En tal aspecto, juraría que pocas dudas caben sobre el papel de malo de la película que le ha correspondido al antiguo portavoz del gobierno GAL, un rol que Rubalcaba asume con agrado a sabiendas de que será su última oportunidad para intrigar a lo grande, máxima aspiración de quien nunca ha eludido el conciliábulo como sistema ideal de gobierno. Nos hallamos, pues, ante un tándem de desahogados que jugarán durante año y medio a poli bueno y poli malo. El bueno será un bendito cercano a la canonización, ¡faltaría más!, y el malo aspirará a que se le odie de un modo generalizado. De hecho, no me extrañaría nada que en sus encuestas incluyera un apartado para medir el odio que se le profese: A más odio a Rubalcaba, mayor eficacia demostrada en su cargo de vice-parapeto.

Aun así, ya veremos con qué resultado práctico, puesto que de Zapatero se sabe ya casi todo y todo lo que se sabe le desprestigia, además de que falta poco tiempo para las generales y son una minoría los que ignoran que su política está basada en el resentimiento de la izquierda antisistema y el derroche más absoluto destinado a los amigachos, donde cualquier valor moral o tradicional de los españoles debe ser anulado a la primera ocasión y al precio que sea. Anulado o incluso pervertido, hasta darle la vuelta y convertirlo en un derecho, por ejemplo el aborto en las jovencitas menores de edad, incapacitadas legalmente para tomar una cerveza o fumar un pitillo, pero no para acudir por su cuenta, sin permiso paterno, a segar una vida en ciernes.

Autor: Policronio
Publicado el 2 de noviembre de 2010

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