jueves, 22 de noviembre de 2018

Zapatero agasaja a su guardia pretoriana


Zapatero está nervioso. Pintan bastos, se siente acorralado, es abucheado e incluso desde sus propias filas empieza a cuestionarse su liderazgo y se le pone en entredicho. Es por eso que el presidente del talante necesita rodearse de un grupo de aguerridos fieles dispuestos a defenderlo y apoyarlo hasta el final: una guardia pretoriana digna de un emperador.

Como no podía ser de otra forma, el método del gusto del presidente para intentar conseguir un grupo de leales acólitos dispuestos a morir por él es el más fácil y de resultados más previsibles: pagar la lealtad a tanto el kilo. A estas alturas el talante, las sonrisas y los abrazos ya no son suficientes; sin embargo la "pela" sigue siendo la "pela".


Así, sigue la lluvia de dádivas a modo de jugosas subvenciones, con los sindicatos, tras su huelga de opereta barata, como principales beneficiarios. Por ejemplo, recientemente la Federación Agroalimentaria de UGT, al igual que la de CC OO, han recibido sendas subvenciones por la bonita cifra de 90.000€ cada una; la UPA (Unión de Pequeños Agricultores, dependiente de UGT) ha trincado la hermosa cantidad de 200.000€ para una "Red de unidades de dinamización e información en el medio rural"; UGT de Ceuta ha encontrado el maná convertido en alimenticia subvención de 250.000€ por obra y gracia del Ministerio de Educación... y les aseguro que la lista sigue. Lo dicho: excepto el fracasado Gabinete de Estudios Subvencionados Guerra, aquí parece que trinca hasta el apuntador.

Añadan a estas subvenciones recibidas por los sindicatos las también concedidas a las inevitables asociaciones de Memoria Histórica, para estudios sobre moda, para videojuegos, para organizaciones feministas... y el resultado será que hay buen número de estómagos con incuestionables razones para estar más que agradecidos al presidente Zapatero y en principio bien predispuestos a defenderlo hasta el final.

Pero se equivoca Zapatero. Las amistades compradas con abrazos falsos acostumbran a durar menos que un caramelo a la puerta de un colegio; las compradas a golpe de talonario se esfuman en cuanto se pierde el acceso a la llave de la caja. Cuando se hunda el barco, que sin duda se hundirá, todas las lealtades pagadas con fondos públicos lo abandonaran como ratas. Y, como buenos mercenarios, ofrecerán sus caros servicios al nuevo emperador, mientras Zapatero comprobará con amargura que sus abrazos sin dinero ya no serán tan bien recibidos. De todos modos, incluso el taimado Zapatero podrá encontrar consuelo, ya que habrá repartido mucha felicidad en forma de dinero sin haber gastado un mísero euro de su bolsillo: igualito que el calvo de la lotería de navidad, aunque con bastante menos gracia.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 13 de octubre de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.