Que no cuenten conmigo por varias razones. En primer lugar, porque me parece un paripé de tal envergadura que hasta sus mismos convocantes, los sindicatos UGT y CCOO, dudan de ella y convocan forzados por las circunstancias, por quedar bien ante la opinión pública y dar la imagen de que luchan por los trabajadores, ante su cada vez mayor desprestigio social. Ellos preferirían no hacerle esta huelga ni ninguna otra a Zapatero, al que consideran de los suyos, pues de lo contrario la habrían convocado inmediatamente después de anunciar éste la reforma laboral, y no varios meses después. ¿Habrían actuado de la misma manera si gobernara el PP? Seguramente no habrían tardado ni dos días en convocarla.
No voy a la huelga general porque no va contra el gobierno, como es lo natural, al que quieren desgastar lo menos posible, sino, sorprendentemente, contra la Oposición, pues en el fondo se trata de eso, de atacar al PP, como pone de manifiesto el ridículo vídeo de UGT sobre la huelga.
No voy a la huelga general porque estos sindicatos ni defienden realmente a la clase trabajadora, ni muchos menos a los parados, pues ¿cuándo se han manifestado por éstos últimos? Sólo se defienden a sí mismos, a sus militantes y a sus liberados, a quienes, por cierto, pagamos todos nosotros con nuestros impuestos.
No voy a la huelga general por su carácter político, al no ir especialmente contra el gobierno, principal responsable de lo que ocurre en el país, sino contra otros destinatarios, como ya he dicho. Esta creciente politización y sectarismo de los sindicatos mayoritarios ya es razón más que suficiente para no apoyarla, como han demostrado sus líderes últimamente con sus puestas en escenas en favor de determinados jueces o en su defensa manifiesta de leyes controvertidas, como la de Memoria Histórica. La labor de un sindicato de trabajadores es simple y llanamente la defensa de éstos y no hacer política, que para eso están los partidos, y menos aún hacerle el juego, como han hecho hasta ahora, a un presidente como el que padecemos los españoles, causante, por acción o por omisión, de gran parte de los males que actualmente aquejan a España.
No voy a la huelga general porque la han convocado unos sindicatos que durante los años de gobierno de ZP han estado callados y sumisos, sin cuestionar para nada su política económica, y sin quejarse por el imparable aumento del paro. Carecen, por tanto, de la más mínima credibilidad.
Y, en fin, no voy a la huelga general porque no estoy dispuesto a perder una jornada de mi sueldo, respaldando a unos sindicatos que no merecen mi apoyo, cuyos representantes no van a ver rebajados su jornal como yo, y porque es una huelga inútil, absurda y abocada al fracaso.
Autor: Fernando León (Firmas invitadas)
Publicado el 10 de septiembre de 2010
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