lunes, 26 de noviembre de 2018

Triste futuro nos espera


Se ha presentado recientemente el informe PISA 2009 sobre el nivel de los sistemas educativos en los países desarrollados. Este estudio mide el grado de competencia de alumnos de 15 años, 4º de ESO, en matemáticas, ciencias y comprensión lectora. En España el muestreo se ha llevado a cabo en 27.000 alumnos pertenecientes a 910 centros educativos.

La educación es el puntal básico de cualquier sociedad desarrollada, por tanto triste futuro nos espera a tenor de los lamentables resultados obtenidos: los estudiantes españoles logran una calificación de 12 a 13 puntos por debajo de la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).



Harto indicativo del gravísimo problema pedagógico que padece España es que el porcentaje de alumnos repetidores alcance el 36%, máxime cuando el nivel de exigencia es notablemente inferior al de décadas pasadas. Los resultados obtenidos en ciencias (488 puntos frente a la media de 501) y matemáticas (483 puntos frente a la media de 496) tampoco son halagüeños: habida cuenta de la suprema importancia de la disciplina matemática nos encontramos en situación de franca inferioridad con respecto a buena parte de los países desarrollados.


Especialmente desfavorables son los datos referidos al nivel de comprensión lectora de nuestros jóvenes de 15 años, cuya puntuación se sitúa  en 481 frente a los 493 de media. A estas alturas, a nadie sorprenderá que nos hallemos por debajo de Finlandia o Canadá; menos explicación tiene que los alumnos españoles tengan mayores dificultades para comprender un texto que sus homólogos griegos o portugueses. Ahora bien, el panorama se dibuja absolutamente desolador cuando se profundiza en las estadísticas. Un 20% de los alumnos no alcanza el nivel mínimo requerido para tener la más remota garantía de éxito en sus estudios. Otro 27% del alumnado de 15 años sólo alcanza el grado mínimo de comprensión lectora para acceder a un aprendizaje elemental. El porcentaje de alumnos que obtienen la máxima calificación es de un insuficiente 3%, frente al 8% de media de los países de la OCDE. Nos encontramos por tanto ante un 47% de jóvenes de 15 años a los que resulta imposible la comprensión de un texto de mediana dificultad y que a duras penas entenderán un artículo de un periódico, con todo lo que ello supone.

Por regiones, las diferencias son significativas, obteniéndose los mejores resultados en la zona centro y norte. En el sur de España, las puntuaciones obtenidas son significativamente más bajas, dándose los peores datos en Ceuta y Melilla.

Algún dato hay que invite a la esperanza de los más optimistas: se ha mejorado, y mucho, con respecto al informe PISA de 2006, pero debe tenerse en cuenta que los resultados son inferiores a los del año 2000. ¿Brotes verdes o los últimos estertores de un moribundo? Habrá que esperar al próximo informe PISA en 2012, pero no es descartable que en un par de generaciones buena parte de la población sea incapaz de leer algo más complicado que el Hola y escriba de forma generalizada como en los carteles que ilustran el presente artículo.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 9 de diciembre de 2010

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