lunes, 26 de noviembre de 2018

Política ficción


La última aparición pública que recuerdo de Zapatero fue la de la presentación de la candidatura de España y Portugal, a organizar el mundial de fútbol de 2018. España y Portugal fueron derrotadas por la candidatura rusa y me da que ello hizo caer del guindo, definitivamente, al individuo responsable del desaguisado en que se ha convertido la Nación.

Digo yo que el sujeto es malo malísimo, un resentido en toda regla, sin tener motivo para ello, por cuanto no se conoce que su infancia y adolescencia, en la que todavía está instalado, fueran la del hijo de una hiladora del Manchester de finales del 19. Pero no es tonto. Y sobre todo tiene mujer e hijas que, si son medianamente normales, de seguro que ya le habrán restregado por la jeta, con esa especial habilidad femenina para hundirte en la miseria, lo poco que pinta en el mundo mundial, en general, y en este desastre tan suyo, en particular.

Lo que, sigo diciendo yo, sin duda habrá hecho recapacitar al interfecto político que, en un arranque de sinceridad habrá dicho a los próximos que está hasta los mismísimos y que se va. Ya dio el primer aviso no acudiendo a la cumbre iberoamericana, cuando la última crisis de la deuda ya estaba más o menos superada. Y desde luego no se quedó aquí para lidiar con la crisis de los controladores. Precisamente, ésta se la sirvieron en bandeja Rubalcaba y Pepiño, para retrasar en la medida de lo posible el anuncio de su marcha.

¿Y por qué? Por lo de siempre. Quedan demasiados asuntos abiertos, de los que pudieran derivarse responsabilidades penales para importantes miembros de la banda, como para dejar el machito, así por las buenas.

Así es que tendrá que aguantar, hasta que Rubalcaba, el portavoz del gobierno del GAL, ministro del faisán y golpista acreditado en la tarde noche del 13 de marzo de 2004, le de permiso para marcharse.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 6 de diciembre de 2010

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