miércoles, 14 de noviembre de 2018

Montilla y la pancarta


Cuando se supo el fallo del Tribunal Constitucional, que declaraba algunos artículos del Estatut como no constitucionales, Montilla se apresuró a salir a la palestra para proclamar el ataque que suponía a la identidad y sensibilidad de los catalanes. Sin darse acaso cuenta de que él es de Córdoba. En realidad, Montilla, o sus votantes de a pie más bien, parecen no percatarse que ellos están haciendo el papelón entre dos grupos nacionalistas, CIU y ERC, cuyo núcleo sí que lo forman catalanes de pata negra y no inmigrantes venidos a Cataluña hace más o menos años. En privado, los nacionalistas de pata negra se mondan  de risa viendo a éstos que ellos calificaron de charnegos, haciendo alardes de catalanismo. Lo que para los nacionalistas es regocijo, para los catalanes también de pata negra pero no nacionalistas, la postura de Montilla y otros como él, es de irritación. Como si no tuvieran bastante con que unos nacionatas les pretendan dar clase de catalanismo, encima tener que aguantar las clases de otros que no son catalanes. 

Pero Montilla, después de lanzar sus soflamas y proclamar una manifestación para el 10 de julio contra la decisión del Tribunal Constitucional, se encuentra que los nacionalistas de pata negra dicen que la pancarta ha de llevar el eslogan “NOSOTROS DECIDIMOS, SOMOS UNA NACIÓN”. Montilla quería ir a la manifestación en cabeza, detrás de una senyera. El sabe que en el fondo, toda esta aventura nacionalista pasará factura al PSC y al PSOE en el resto de España. Y marchar detrás de una pancarta que dice que nosotros decidimos, somos una nación, cuando él es de Córdoba, y escoltado por nacionalistas de pata negra, no deja de ser grotesco. Porque no se engañe Montilla, el nacionalismo, en su esencia, es un racismo, aunque ahora sea de mal tono hacer exhibición de ello y lo ocultan con el rollo de los territorios y las lenguas.

En el PSOE, muchos dirigentes están con los pelos de punta, a pesar de sus aparentes filas prietas con el Estatut.  La ambición de Montilla, queriendo ser Presidente de la Generalitat, con el apoyo de ERC, en detrimento de CIU, el más votado, va a costarle al PSOE, a la larga, bastante caro. ZP, en su habitual inconsciencia, primero le prometió el oro y el moro a Artur Más, con el nuevo Estatut, buscando el apoyo de éste contra el PP. Pero Montilla no quiso dejar escapar su gran oportunidad y se alió con ERC dejando a CIU y a ZP con un palmo de narices. ZP le siguió el juego a Montilla, porque necesitaba el apoyo del PSC en el Parlamento de Madrid, pero ahora, aunque aparentemente aguante el tipo, sabe que entre la ruina económica y el papelón nacionalista del PSC, va a dejar al partido hecho unos zorros. Y no te digo nada cómo va a dejar al país. 

Autor: Bucan (Firmas invitadas)
Publicado el 8 de julio de 2010

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