Da la impresión de que la SGAE lleva una trayectoria similar a la del juez Garzón, arbitrariedad e impunidad incluidas, por el momento. Se sabe que una y otro obran al margen de la legalidad (presuntamente), pero la asociación aún no ha sido llamada a capítulo, tanto en el terreno de la justicia como en el de la hacienda pública. La situación ilegal ha venido a corroborarla, según puede leerse en Libertad Digital, la abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que emite un dictamen en el que se incluye el siguiente texto: ‘Un sistema nacional que prevé la aplicación de un canon por copia privada a todos los equipos, aparatos y materiales de reproducción digital de forma indiscriminada (como ocurre en España) no es compatible’ con la normativa comunitaria.
Entretanto, porque a veces vale la pena tomarse las cosas a cachondeo, les ofrezco una entrevista virtual, es decir, ficticia (lo aclaro para los listos de turno), que me ha llegado recientemente por correo y de la que no conozco, repito, no conozco a su autor. Pero el texto es de lo más divertido y vale la pena leerlo hasta el final:
Conversación telefónica mantenida entre José Tablero, presidente de la recién creada SGFM (Sociedad General de Fabricantes de Mesas) y Eduardo (Teddy) Bautista, presidente de la SGAE (Sociedad General de Autores)
JT: Buenos días, don Eduardo Bautista, ¿por favor?
TB: Sí, yo mismo, dígame…
JT: Verá, mi nombre es José Tablero, presidente de la Sociedad General de Fabricantes de Mesas y le llamaba por dos cosas, primero para felicitarle por su excelente gestión al frente de la SGAE, la cual nos ha servido de inspiración para crear nuestra asociación, y en segundo lugar para comentarle algunas cosas que me gustaría aclarar.
TB: Faltaría más, hombre, dígame, dígame, que con gusto le aclararé todo aquello que esté en mi mano.
JT: No sé si recordará usted que hace cosa de 8 años le fabriqué y vendí a usted una mesa de comedor a medida, para su casa, por un importe de 1.200 euros.
TB: Ah, ¿fue usted? Oiga pues estoy encantado con ella, la verdad. Debo decirle que fabrica usted unas mesas excelentes.
JT: Me alegro que esté satisfecho con la compra. Verá, el caso es que yo le fabriqué y vendí la mesa a usted; o sea, al señor Bautista. Pero, claro, supongo que una mesa de doce personas no la usará usted solo, sino que también disfrutarán de ella sus familiares, amigos, socios, etc. ¿Correcto?
TB: Emmmm, sí, claro, claro… la mesa es mía y por lo tanto la uso para lo que yo considero oportuno. Y comparto la mesa con quien yo quiero, como es lógico, porque ya le pagué a usted por ella.
JT: Sí, eso pensaba yo también no hace mucho, pero resulta que en la Sociedad General de Fabricantes de Mesas (con el visto bueno del Ministerio de Economía, por supuesto) ahora hemos decidido que las cosas ya no son como antes. Porque… dígame: ¿Cómo es que sus amigos y familiares están comiendo en mi mesa, disfrutando de ella y no me están pagando?
TB: Oiga que ya le he dicho que yo le pagué en su momento 1.200 euros por la mesa, la mesa es mía y hago con ella lo que quiero.
JT: ¡De eso nada, señor mío! Yo se la vendí a usted y no al gordo de Echanove que se estará poniendo ciego comiendo en mi mesa cada vez que usted le invita. Los fabricantes de mesas también tenemos que vivir y no podemos consentir que terceras personas se aprovechen gratis de nuestro trabajo. De hecho, eso mismo hacen ustedes en la SGAE, ¿no? Bueno, pues ya lo sabe, cada vez que alguien coma en una mesa y que no sea el que la compró, nos tiene que pagar. Y ojito con escaquearse que nuestros inspectores lo controlan todo. Y no crea que esto les afecta sólo a los particulares. Por ejemplo, todos los bares y restaurantes también nos han de pagar una cantidad mensual por usar nuestras mesas en concepto de derechos de autor. A ver si va a tener más mérito hacer una canción de las suyas que diseñar y fabricar una mesa. En realidad, todo el mundo nos ha de pagar, porque TODO EL MUNDO USA MESAS y gana dinero con ellas: oficinas, clínicas, restaurantes, comercios, etc. ¿Que se celebra una boda? Pues que paguen por las mesas, ¿acaso no pagan por los langostinos? Esto no lo digo yo, esto lo dijo uno de sus asociados, el cantante Víctor Manuel.
TB: Hombre, visto así... Claro, no le falta razón, pero piense usted que yo estoy a punto de jubilarme y con lo que me quede de pensioncita, no se yo si podré hacer frente a los pagos de la mesa cada vez que la usen otras personas. Piense que me van a quedar sólo unos 24.000 euros mensuales de pensión…
JT: Verá usted, señor Bautista. Yo me hago cargo de su delicada situación financiera, pero la ley nos ampara y no nos queda más remedio que cobrarle a usted igual que a los demás. Mire, en confianza, voy a decirle la verdad: Hace 6 años que ya no fabrico mesas (creo que usted hace mucho más que no compone) y realmente de las mías deben quedar pocas en uso. Pero siguiendo su admirable ejemplo, en la asociación hemos decidido cobrar por todas las mesas fabricadas y vendidas desde el tiempo de los fenicios. Y además aunque no estén fabricadas en España. Por si acaso. Vete a saber si alguna de ellas es mía o de mis amigos de la Asociación. Y además da igual si esas mesas son nuestras o de IKEA. Nosotros cobramos por su uso y luego ya le haremos llegar el dinero a IKEA y a los fabricantes de mesas que están empezando en esto y que tienen muy poco futuro. Bueno, no quiero robarle más tiempo, señor Bautista, ya pasará nuestro inspector por su casa para hacer el cálculo de lo que nos debe. Por cierto, me comentan los presidentes de la Sociedad General de Fabricantes de Sillas y de la Sociedad General de Fabricantes de Tazas de Váter, que en breve se pondrán en contacto. Ha sido un placer charlar con usted.
Autor-Compilación: Policronio
Publicado el 11 de mayo de 2010
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