En la entrega anterior se hablaba de un tsunami que asolará el ‘Parlament’ y mandará a los políticos catalanes a su casa, eso sí, simplemente desplazados por el oleaje y a modo de advertencia sobrenatural, ya que es imposible pensar que el actual ‘Gobierno de España’ (tiene cojones el hipócrita mote que se han buscado) haga nada útil para frenar lo que definitivamente parece el asalto de los déspotas a una región española donde más de la mitad de la población permanece secuestrada y torturada anímicamente. Lo que despierta una gran apatía en buena parte de esa población, por no llamarlo directamente hastío, que usa a modo de antídoto para no vivir en la amargura.
De hecho, en el último Barómetro político de Cataluña (21 de mayo de 2010), solamente un 3% de los encuestados declara preocuparle la ‘crisis de identidad catalana’, que es a lo que apela sistemáticamente esta gentuza que ahora manda en Cataluña. Es decir, la ‘identidad’ ocupa la posición 12 en el orden de las preocupaciones ciudadanas, siendo las tres primeras: ‘El paro y la precariedad laboral’ (62,2%), ‘el funcionamiento de la economía’ (26,6%) y la ‘inmigración’ (26,1). Luego sigue un porcentaje importante (21,3) que dice sentirse ‘insatisfecho con la política’, sin que se aclare en absoluto qué motiva la insatisfacción.
Es más, según el citado Barómetro, elaborado por la Generalidad de Cataluña y por lo tanto sujeto a las mil y una trampas habituales de un Tripartito donde lo que abunda es la inmoralidad, CiU es el partido que le daría una mejor respuesta a los problemas de Cataluña, que goza de las preferencias del 16,1% de los encuestados, quedando el PSC en el 9,2%, el PPC en el 4,1% y ERC en el 2,4%. Pero lo más esclarecedor de la encuesta es el dato de los que opinan que ningún partido les satisface: Nada menos que el 45,1%. De modo que es posible deducir, de nuevo, que los políticos catalanes van por un lado y los ciudadanos por otro. Lo que no deja de ser un tremendo misterio el hecho de que a la hora de las elecciones acaben por ganar siempre los mismos. Salvo que se justifique en base a la tortura anímica que he citado antes: Medios de comunicación que bombardean a diario los eslóganes nacionalistas.
Claro que en otro de los apartados de la misma encuesta se refleja que hay hasta un 52,4% de catalanes a los que la política les interesa poco o nada. Supongo que de ahí surge el alto porcentaje de abstencionistas en las autonómicas. Eso sí, casi un 80% de los catalanes declara informarse por la Televisión, donde se destaca el canal TV3, con un 53,5% de espectadores ‘informados’, por no hablar directamente de adoctrinados. Lo mismo podría decirse de las emisoras de radio, medios en los que Catalunya Radio, RAC1 y la SER (que en Cataluña va de nacionalista y efectúa numerosas desconexiones) llegan a alcanzar casi el 63 por ciento de la audiencia. De lo más significativo, ¿no?
Otra pregunta curiosa en el Barómetro sería esta: ‘Cree que los políticos tienen en cuenta lo que piensa la gente’. La respuesta sube hasta un 77,9% entre los que se muestran en desacuerdo. Es decir, no lo creen en absoluto. Y están de acuerdo (74,3%) los que opinan que ‘los políticos sólo buscan el beneficio propio’. Incluso el 66,6% afirma que la situación política es tan complicada que no entiende lo que está pasando. Y para concluir con la encuesta, varios datos significativos: el 7,6% de los catalanes encuestados dice sentirse ‘solamente español’, el 4,3% ‘más español que catalán’ y el 42,2% ‘tan español como catalán’, lo que da una cifra del 54,1% de encuestados a los que no les molesta la idea de España, frente al 44,3% que solamente se siente catalán (17,8%) o más catalán que español. A lo que uno se pregunta: ¿Dónde está ese 54,1% de ciudadanos catalanes que no rechazan ser españoles? ¿Qué hacen a la hora de votar?
Después de analizar el barómetro, la primera conclusión a la que es posible llegar sería esta: No es la mayoría del pueblo catalán la que se muestra en rebeldía respecto a la idea de España, sino una banda de políticos completamente ajenos al sentir de los catalanes, a la que le sigue un porcentaje de votantes fanatizados, que nunca faltan a las urnas y que en el mejor de los casos (para ellos) no superaría el 20% a la hora de reclamar la independencia. Eso sí, esos fanáticos se muestran hiperactivos todo el año y a menudo profesionalizados, o sea, untados por la subvención de la que viven.
Autor: Policronio
Publicado el 2 de julio de 2010
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