Si todavía quedaba un mínimo de dignidad y de sentido común en la clase política española, en este caso catalana, definitivamente la han perdido. Ya no es sólo la corrupción generalizada, el engaño permanente, la demagogia o las falsas promesas a que nos tienen acostumbrados nuestros dirigentes y representantes políticos; a esta indeseable, y casi interminable, lista de vicios y de nulas virtudes, habría que añadir uno más, llevando así el listón de la desvergüenza y de la zafiedad a su más alto grado: ahora es la pornografía la estrella de la campaña electoral catalana, en donde parece que algunos partidos han competido a la hora de mostrar el vídeo electoral más pornográfico.
Este recurso de la pornografía aplicada a la política no es más que la constatación de la ausencia total de ideas y de proyectos convincentes, de que los partidos catalanes no tienen ya nada que ofrecer, nada que genere entusiasmo entre la población, visto el rotundo fracaso de su gestión pública, con un Tripartito que ha llevado el caos y la ruina a Cataluña, con el apoyo explícito de Zapatero, preocupado, más que de gobernar con eficacia, por la consecución de sus fines mezquinos, es decir, el ataque sistemático a lo que es y representa España, como base de sus pretensiones independentistas, y la persecución lingüística, entre otras medidas denigrantes.
Están muy equivocados si creen que con este tipo de mensajes electorales van a conseguir más apoyos y reducir el abstencionismo que se ha instalado en la sociedad catalana. Como mucho, lo único que van a conseguir es poner caliente a más de un votante.
Autor: Fernando León (Firmas invitadas)
Publicado el 18 de noviembre de 2010
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