Pedro Alberto Cruz, consejero de Cultura del Gobierno de Murcia. |
Dice José Blanco sobre la agresión en Murcia que: 'Es intolerable que el PP señale al PSOE'. Comprendo que algo así lo diga el desahogado Pepiño, más que nada porque los agresores no han sido tan torpes de colocarse escarapelas de su partido y exhibirlas con una mano mientras golpeaban brutalmente con la otra. ¡Que hay que ser muy canalla o muy de izquierdas para dedicarse a partirle la cara al prójimo! Porque de no haber sido un grupo de matones pagados por el PSOE de Murcia, ¿quién ha sido? Y, sobre todo, qué está haciendo Rubalcaba para detener a los culpables.
Ahora bien, si se considera que las algaradas callejeras de los días previos en Murcia, cuando se agredió al senador popular Pedro Manuel Hernández y al secretario general de la Consejería de Presidencia y Administraciones Públicas, José Gabriel Ruiz, además de intentarse el asalto a la vivienda del presidente Valcárcel, iban encabezadas por la candidata del PSOE a las próximas elecciones autonómicas, pues uno saca sus conclusiones.
Y si se tiene en cuenta, de otro lado, que el delegado del Gobierno en Murcia justificó esas algaradas afirmando que ‘el Gobierno regional ha hecho una gestión manirrota de las cuentas’ (sic) y luego añadió, en rueda de prensa, que ‘lamento y rechazo los intentos de agresión’, aunque puntualizó que los incidentes ‘fueron mínimos o no tuvieron categoría de tales’. Que es lo mismo que decir ‘No ha sido para tanto, estos del PP se quejan de vicio”. Pues entonces ya vemos que la agresión está perfectamente justificada, al menos para este sujeto, y lo más lógico es que la agresión sea más violenta para que se considere como tal. Dicho y hecho.
No, aquí el problema de fondo no es la coacción y la algarada callejera del PSOE-UGT, un método de lo más tradicional en esas apestosas siglas, aquí la clave es que estas gentes, ante la impunidad manifiesta que el delegado del Gobierno les otorga, han decidido pasar al siguiente nivel de violencia en Murcia, y han comenzado partiéndole la cara a un alto cargo del PP. Y es así, sencillamente, porque los socialistas se ven incapaces de lograr algún resultado mediante la agit-prop de siempre.
Puestos a valorar todo lo anterior, es decir, la implicación en actos violentos más o menos consumados de unos cuantos socialistas (ojo, siempre a modo de coacción antidemocrática), quizá la pregunta sería esta: ¿Cuándo debe achacarse al PSOE la violencia que sus miembros practican y que Pepiño niega? O es que nos hemos olvidado ya del asalto a las sedes del PP en vísperas de las elecciones generales de 2004. Como hay que suponer que hasta marzo de 2012 se produzca un rosario de provocaciones destinadas a buscar la reacción y a motivar a los socialistas desencantados, hará bien el PP en elaborar algún plan que contrarreste la intimidación que se avecina.
Autor: Policronio
Publicado el 17 de enero de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.