jueves, 8 de noviembre de 2018

Gobierno a ritmo de yenka

Zapatero y la ministra Salgado.

La mentira es el estado natural del Gobierno socialista. El zapaterismo necesita del embuste como el respirar: Mintiendo llegó a La Moncloa (dando pábulo al infundio de los terroristas suicidas del 11-M), engañando ganó las últimas elecciones (negando la inminencia de la crisis económica) y ocultando la cruda realidad pretende mantenerse en el poder (anunciándonos cada dos por tres la recuperación de nuestra economía). Hasta el punto de que uno puede afirmar sin temor a equivocarse que decir mentira y Gobierno a la vez se ha convertido simple y llanamente en una redundancia.

Ahora bien, hasta para el mismísimo Zapatero, que si algo ha acreditado durante su mandato es su condición de mentiroso compulsivo, hay límites a la hora de faltar a la verdad: Porque, claro, salta a la vista que presentar un nuevo y flagrante cambiazo como una simple errata en el BOE es hacernos comulgar con ruedas de molino. Y ya sabemos que hay muchísimos memos en el electorado patrio, pero quizá no tantos. Desde luego, esta Elena Salgado, quien tras tamaña desautorización huele cada vez más a cadáver político (otro más que dejará Zapatero por el camino), se ha comportado también en estas lides como una mala aprendiz. Y es que para mentir no todo el mundo vale. Obsérvese en cambio con qué maestría hace uso el oneroso vicepresidente tercero del retruécano cantinflanesco para intentar justificar lo injustificable: En efecto, la veteranía es un grado.

Y como no hay mal que por bien no venga, este contratiempo le ha servido al presidente Zapatero para inaugurar de manera solemne un nuevo estilo político: Enterrado el talante, es tiempo de dar paso al volantazo como otra forma de gobernar. O a la yenka, si queremos utilizar una metáfora más folclórica y divertida. ¿Acaso no reza el refrán que rectificar es de sabios? Pues de eso mismo se trata: Un Gobierno que se signifique por enmendarse a sí mismo continuamente, por mucho desconcierto que genere, no puede ser sino el más juicioso e ilustrado del mundo

Autor: Pedro Moya
Publicado el 27 de mayo de 2010

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