sábado, 24 de noviembre de 2018

En fuera de juego o de porqué el café party es más necesario que nunca

No es costumbre del que suscribe beber en horas de servicio, que son todas, menos las que me dedico en exclusiva mismamente a mí mismo. O sea, que fuera del trabajo, fuera de la familia y fuera de escribir en esta cada vez más santa casa. Digo que casi nunca y bien aprovechao, porque la poca cerveza que trasiego, el poco vino que degusto y el whisky de raza que me alcanza, me saben a gloria.

Los benditos lectores que a bien, o mal, tienen que soportarme, saben de mis escarceos socialistas en mis lejanos años mozos. Cosa que, en personas normales, se cura con la edad, como es el caso. De modo que de socialista torné en liberal, porque si digo que torné en simplemente de derechas, puede que me confundan con otros de parecida naturaleza, según los esquemas al uso. Que socialistas haberlos haylos en todos los partidos y untar le gusta al que le gusta que le unten, que no es el caso. Esto se lo dedico a mi coautor Policronio, lo que dará para tres horas, o más, de correo electrónico, desfacedor de confusión en los significados.

Lo cierto es que hoy, ante unas cañitas a traición, me he visto envuelto en una encerrona: un pepero de los de sin molestar, el típico. Un rojeras rico, o rico rojeras, dispuesto a joder la marrana, vista la situación y un chico normal, dispuesto a templar gaitas, ante lo que pudo avecinarse y que el sonido ambiente no permitió, gracias a Dios.

De modo que por marcar el territorio y de que no hubiera dudas, ante el empeño del  rico rojeras por hacerse querer por su rico amigo pepero, aprovechando que le presentaba a un amigo de la misma cuerda, yo, pero de rico nada, solté la frase talismán: para ser socialista hay que ser rico, o lo que es lo mismo, socialistas los hay en todos los partidos. O sea, que los dos se dieron por malamente aludidos y por la excusa más tonta dimos por finalizada la reunión. Como otras veces me ha pasado, por mi empeño en que no me tomen el pelo ideológico, que es moral.

Para que se me entienda y se nos entienda a los defensores del café party: estamos hasta los webos, tanto del privilegio de los ricos provenientes de la sociedad estamental, dizque feudal, ahora dominadora de la derecha española, partitocrática, oficial y perceptora de subvenciones políticas, como de sus amigos rojeras que se aprovechan de la situación, mientras les dure.

Y ante ello, no tengo por menos que decir: Viva el café party, Viva la Nación Española, Patria de Jovellanos, de Riego y de Mariana Pineda.  Viva La Pepa. 

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 6 de noviembre de 2010

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