domingo, 25 de noviembre de 2018

Elecciones catalanas: ¡Por lo que más quieras, vota!


Los sondeos vaticinan para mañana una abstención muy elevada en Cataluña, similar a las anteriores elecciones autonómicas, cuando el 44% de los censados decidió pasar de esa casta política que hace tiempo está llevando a la ruina a los catalanes, y no sólo económica, sino esencialmente moral. Puesto que de inmoralidad cabe definir una situación en la que el odio y el enfrentamiento sembrados previamente por CiU han venido a dar paso en los últimos años a la opresión más acentuada, el derroche más aparatoso y el liberticidio más sectario del Tripartito, donde Montilla ha sido un pelele en manos de sus radicalizados socios. Es lo que eligió el pueblo y por lo tanto es palabra de Dios.

Ahora bien, el pueblo no siempre es tan sabio como asegura el dicho popular. Porque ya me dirá alguien qué clase de sabiduría poseen los cientos de miles de votantes que se abstienen a sabiendas de que dejan el poder en manos de unos canallas, por no llamarles directamente delincuentes al pasarse las leyes por la entrepierna. O cuál es el grado de cordura que se encierra en esos otros cientos de miles de votantes que jamás se cuestionan algo distinto a la entrega sumisa de su voto al nacionalismo. Como podría ser el caso del candidato Artur Mas, al que todas las encuestas sitúan ya en la poltrona cuando pertenece a un partido inmerso a tope en la corrupción del caso Palau y otro tanto podría decirse de la situación personal del candidato, ya que Artur Mas es beneficiario de los millones evadidos al fisco por su padre.

Ante este panorama, donde los ciudadanos catalanes se encuentran maniatados por unos políticos sarmentosos, solamente cabe una decisión: ¡Votar! Votar si se quiere a la contra, pero votar para impedir que vuelvan a ganar los mismos de siempre, o al menos que no lo hagan con esa mayoría tan abrumadora. Votar para que los cómplices del Tripartito pasen a mejor vida, por chorizos, malversadores e incompetentes. Votar en contra de CiU para que, si acaso, gane por la mínima y luego deba gobernar con el agua al cuello, dependiendo de otros partidos que le condicionen la soberbia y le impidan las fechorías. Sí, votar es el principio de la solución. Votar a favor de cualquiera de las dos formaciones no nacional-socialistas que cuentan con alguna posibilidad de formar un grupo parlamentario propio y a menudo, quizá no tanto como debieran, se caracterizan por la denuncia de los abusos: PPC y Ciutadans. 

Por lo que más quieras: ¡Vota para dejar de ser un manso arrinconado! ¡Vota para ser digno de conquistar la libertad auténtica, todavía desconocida en Cataluña! ¡Vota con todas tus fuerzas para evitar lamentar el resultado y el lloriqueo de los perdedores! ¡Vota para que tu conciencia no te reproche nada, ya que tú y los tuyos habréis hecho todo lo que en vuestra mano estaba! ¡Vota si amas a Cataluña, para que no se convierta en el estercolero que lleva camino de ser! ¡Vota si amas al resto de España, que sin Cataluña no es España ni es nada! ¡Por Dios, vota y escoge partidos democráticos!

Autor: Policronio
Publicado el 27 de noviembre de 2010

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