viernes, 9 de noviembre de 2018

El neofranquista RodrígueZ


Cuando el libidinoso Marx tuvo la ocurrencia de que la religión era el opio del pueblo, a buen seguro que desconocía el auge que tendrían la psiquiatría y el fútbol siglo y medio después. Claro, que por aquellas fechas decimonónicas no se practicaba la disciplina de la historia-ficción.

Y si el primer proletariado dickensiano se aliviaba los males terrenales entre la comuna y la sacristía, o sea, entre repartir hostias en las barricadas y recibirlas en el oremus, el de ahora, más sofisticado, reparte el relato del cuento de sus cuitas entre los charlatanes con título de medicina y unos señores que corren detrás de la pelota, con ánimo indudable de darse la vida padre. Ya lo dijo Etoo: “Correré como un negro, para darme la vida de un blanco”.

Ello lo cogió a la primera el ahora denostado Franco, el de la seguridad social y las pagas extraordinarias, tan agradecidas por los productores, que le dio por entretener a éstos con dosis calculadas de boxeo televisado y fútbol a tutiplén.

Hasta que llegó José Luis Núñez con la rebaja, introduciendo en el mercado televisivo futbolístico un lema revolucionario por aquellas fechas y que ha hecho furor veinte años después: “el fútbol para quien lo pague”. Con la excepción, eso sí, de que el acontecimiento sea de interés general, que suele coincidir con el interés del gobernante de turno, en diluir el previsible cabreo de la opinión pública con cualquiera de sus tontilocas decisiones.

Y ahora sus herederos, de Franco digo, no de Núñez, por seguir la tradición, aprovechando el magno acontecimiento del mundial de fútbol, se la van a meter doblada a los sindicatos de liberados, en coincidencia, que ya es casualidad, con la aprobación de la reformita laboral (reformita, como todas las de RodrígueZ) el mismo día que nuestra selección debuta en el torneo.

Y para remate, un par de días después de la finalización del evento, con la esperanza de que este año sí toca, pues debate del estado de la Nación, que estará jodida, pero contenta. Eso sí, visto lo que luce RodrígueZ con los triunfos ajenos, que se preparen los miembros de la selección (aquí no hay miembras, Bibi) para arrepentirse de tamaña fazaña.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de junio de 2010

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