viernes, 23 de noviembre de 2018

El catalán debe mandar o deja de ser español

Joan Rosell, presidente de la patronal catalana.

La única forma para que algunos catalanes decidan ser españoles, eso sí, con la boca pequeña y a menudo en actitud transitoria, es dejarles mandar cuanto apetezcan. Vamos, hasta que se harten. Un mando que no siempre afecta a las cuestiones políticas, donde el poder a lo sumo se conserva durante dos o tres legislaturas, sino esencialmente a las económicas, que son las realmente importantes y que a no pocos catalanes les han permitido vivir a cuerpo de rey desde hace muchas generaciones. Por eso, quien recurra al topicazo de ‘la pela es pela’ para definir el ‘alma’ de la burguesía catalana, que es esa casta dispuesta a apoyar como plan B al nacionalismo pujoliano, único que cuenta puesto que los otros nacionalismos lo son de rebote o por emulación para alcanzar algún poder, habrá escogido un sentencia popular que se adapta a esa gente como un guante hecho a medida. Sí, ‘la pela es la pela’.


El ejemplo más claro de prosélito al plan B filoseparatista podemos encontrarlo en Joan Rosell, ese jefe de la patronal catalana que en los últimos años ha ido nacionalizándose a conveniencia, o sea, convirtiéndose a un nacionalismo catalán que coquetea a gusto con el separatismo. Rosell fue de los que acudió a la manifestación de Barcelona en contra de la sentencia del Constitucional, donde no pocas voces, casi todas ellas subvencionadas, clamaron por la independencia de Cataluña al no bastarles lo que quedó del ‘Estatut’, que fue muchísimo. Luego no es espíritu de grandeza, precisamente, lo que anida en las mentes de los cismáticos, más bien les mueve el deseo de ser cabezas de ratón. Pero eso es así, ojito al parche, siempre y cuando no puedan alcanzar el mando de la manada. O por decirlo de otro modo: la condición del cabeza de león que olfatea y caza en toda España.

Tal es el caso de Joan Rosell, candidato mejor posicionado a día de hoy para hacerse con el mando de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), un mega chiringuito que, salvo en los tiempos del moroso Díaz Ferrán, siempre ha mandado mucho en España. De ahí que al señor Rosell le hayan aconsejado que se españolice a marchas forzadas y abandone su descarado plan B pujoliano, si es que realmente quiere alcanzar el cargo. Españolidad que este individuo pondrá en práctica a no tardar, estoy seguro, al menos hasta conocer si lo eligen. Que siempre se está a tiempo de volver a coquetear con el separatismo. Luego está claro que el catalán manda mucho o deja de ser español. Así de sencillo. 

Autor: Policronio
Publicado el 26 de octubre de 2010

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