Observen con detenimiento el cartel de la imagen: útil, hermoso, fastuoso, rotundo… y caro, muy caro. Tan caro que vale su peso en oro. El sublime cartel se halla en Momblona, pequeña localidad soriana, y es palpable muestra de que el ínclito jinete Zapatero a lomos de su economía sostenible, además de llegar a todos los rincones del país no escatima en derroche y boato a la hora de autoalabarse.
El majestuoso cartel, de 12 metros cuadrados de superficie, se alza orgulloso anunciando solemnemente el proyecto consistente en el “suministro de ordenador portátil y equipo digital de ofimática multifunción” al ayuntamiento, presupuestado en 3.459 € a ejecutar en un mes y financiado a cargo del Fondo Estatal para el empleo y la Sostenibilidad Local. A buen seguro que el ya célebre ordenador es necesario para el desempeño de las labores municipales; el tema del oneroso cartel es harina de otro costal.
Lo absolutamente indignante del asunto es que los gastos ocasionados por la fabricación e instalación de la faraónica pancarta han ascendido a la nada despreciable cantidad de 1.500 €, que, si mis cálculos no fallan, suponen poco menos de la mitad de lo que cuesta el propio proyecto tan presuntuosamente publicitado. El evidente despilfarro debiera ser suficiente para sacar los colores a más de uno, pero la cosa no acaba aquí. El ayuntamiento de Momblona ha recibido su magnífico portátil y equipo multifunción el 31 de marzo, lo cual no ha sido óbice para que el aparatoso cartel siga anclado, desafiando a los elementos y afeando el paisaje, en una calle de la localidad soriana. Es de suponer que para mayor gloria de Zapatero, ya que según un funcionario municipal el ayuntamiento ha solicitado la retirada del cartel sin haber obtenido ningún resultado positivo seis meses después.
Tal vez el asunto del coste del cartel sea trivial y anecdótico, pero a mí no me lo parece. Desconozco el número de carteles similares que pueblan la geografía española, aunque sin duda la cifra total no será escasa, máxime teniendo en cuenta que se utilizan para publicitar los proyectos más modestos. Tan modestos como para que el coste de la pancarta sea equivalente a la mitad de la inversión presupuestada. Y el producto de multiplicar “muchos” carteles por 1.500 € habrá de ser una cantidad de euros absolutamente desorbitada, con lo cual la disyuntiva se plantea claramente:
1 - Nadamos en la abundancia, atamos a los perros con longanizas y la crisis económica no existe y no deja de ser un burdo invento de indignos y maledicentes anti zapateristas (como los articulistas fanatizados de blogs como Batiburrillo sin ir más lejos). Tan sobrados vamos que no supone un lujo el gastarse tantos euros para mayor alabanza del presidente Zapatero, adalid del progreso y campeón de la democracia: es de justicia que quede gravosa constancia durante meses de cualquier cosa que haga.
2 – O bien Zapatero es tan malvado, la palabra “vergüenza” no entra en su vocabulario, no siente el menor respeto ni por la ética ni por la estética y su apego al sillón presidencial es tan obsesivo y enfermizo que prefiere emplear los euros que no tenemos en su propio honor y de forma propagandística antes que usarlos para, por ejemplo, comprar ordenadores, mejorar carreteras o renovar alumbrados públicos.
Lógicamente, cada uno es libre de pensar lo que quiera y juzgar en consecuencia. Yo, desde luego, lo tengo muy claro.
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 9 de octubre de 2010
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