El último experimento socialista, tintado de feminazismo, buenismo criminal e igualitarismo en la más pura mediocridad, a partes iguales, está a punto de acabar con la España que conocíamos. No la crisis económica. Ésta sólo nos ha hecho ver, más que a nadie, a los de la cuerda, lo peligroso de confiar el manejo de nuestros asuntos a unos absolutos incompetentes. En todos los órdenes.
Con la Jefatura del Estado a verlas venir, y parece que asegurado su futuro financiero, y todas las demás, del Rey abajo, marcadas por el nepotismo partitocrático, sólo nos queda lo de siempre, que no es otra cosa que confiar en nosotros, en nuestra capacidad de sortear las adversidades, sin perder un ápice de dignidad y decoro.
Es por ello, que a los teóricos del liberalismo, que se creen únicos en hacernos ver lo obvio en la maraña intervencionista en la que hemos sido educados, sólo les pido una cosa: que se dejen de gilipolleces y apunten a lo que siempre he dicho, digo y diré, que mientras haya un solo español que abra su negocio a las siete de la mañana, el porvenir está asegurado. Y somos muchos, todavía, los que aguantamos.
A pesar de esa calaña sindical, holgazana, mafiosa, sin escrúpulos, vividora y barriobajera, a partes iguales, que nos contempla y parasita, destrozando el porvenir de millones de españoles.
Que la fuerza y la suerte nos acompañe.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 10 de octubre de 2010
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