martes, 6 de noviembre de 2018

A lo que nos conduce el populismo zapaterino


Tantos años de populismo de raigambre peronista sólo podían desembocar en ese 'recorte de derechos sociales' que han acabado realizando los mismos que lo mentaban como espantajo contra la derecha. Porque al final ha sido el PSOE del muy 'progre' Zapatero, acuciado por el eje París-Berlín y una inesperada llamada procedente de la mismísima Casa Blanca, el que para acometer la reducción del déficit público ha bajado el sueldo a los funcionarios, ha congelado las pensiones, ha elevado el precio de los medicamentos... y ha eliminado el 'cheque-bebé', una de sus grandes medidas flagrantemente electoralistas que, al igual que aquella dispendiosa deducción de 400 euros, queda finalmente en agua de borrajas. Lo peor de todo es que esta historia ya la conocemos: De nuevo, el nivel de vida de los españoles se ve sensiblemente mermado bajo un Gobierno socialista. No hay más que recordar las vicisitudes de la época felipista, especialmente en sus estertores.

En cualquier caso, no estaría de más que, ya puesto, Zapatero se decidiera también a recortar el número de Ministerios y su inmenso ejército de asesores; reducir el enorme aparato estatal que continúa asfixiando a nuestra economía; y eliminar subvenciones y prebendas a sindicatos y empresarios 'verticales', artistas 'zejateros' y demás amigos. Quizá sea demasiado pedir a quien a buen seguro pretenderá mantener sus valiosos instrumentos de agitación y propaganda (que financiamos con los impuestos de todos), y más ahora cuando las cosas vienen tan mal dadas; pero de esa forma, además de abordar una disminución del gasto público verdaderamente drástica y eficaz, se conseguiría que no sólo pagaran los platos rotos los mismos de siempre, quienes para más inri hace tiempo que se vieron obligados a apretarse el cinturón.

Y, por supuesto, con ser importante, no basta con emprender la lucha contra el déficit: Urge llevar a cabo una serie de reformas estructurales (del mercado financiero, del sistema laboral, fiscales, liberalizaciones en general) de las que el presidente del Gobierno no ha hecho mención alguna. No obstante, puesto que sí ha llegado a sugerir 'nuevas medidas fiscales', ya podemos empezar a encomendarnos a todos los santos: La tan temida subida del IVA puede quedarse corta, aunque, desde luego, no faltará la demagógica apelación al 'esfuerzo' de las rentas más altas... para proceder a esquilmar a las clases medias, claro.

Autor: Pedro Moya
Publicado el 13 de mayo de 2010

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