ZapaObama en "Oración". |
No parece que el magno acontecimiento 'planetario' que nos anunciara en su momento una fascinada Leire Pajín vaya a ser excesivamente fructífero; al menos a la hora de producir gloriosas instantáneas, que es al final lo que realmente importa a los políticos que, como Zapatero, basan su ejecutoria en la imagen y la propaganda. Ni tan siquiera una ocasión tan favorable como que a nuestro Gobierno le toque presidir la Unión Europea va a proporcionar la ansiada visita a España del mitificado Barack Obama, ocupado y preocupado por los delicados asuntos internos de unos Estados Unidos cuya economía, lastrada por esta torpe reedición del 'New Deal' impulsada por su propio presidente, no acaba de arrancar. Además, el tiempo ha demostrado que ese 'feeling' y esa afinidad personal e ideológica entre Zapatero y Obama que nos han querido vender nunca ha sido tal, ni mucho menos.
Aún así, nuestro presidente no estaba dispuesto a rendirse. Si Obama no va a Zapatero, que Zapatero vaya a Obama, ha debido de pensar. Y si es necesario que un orgulloso y confeso ateo y rabioso 'laico' como él tuviera que desplazarse a Washington para asistir a ¡un desayuno de oración!, auspiciado para más inri por un poderoso 'lobby' religioso afecto al ala más conservadora del Partido Republicano, pues se somete a semejante sacrificio, traga bilis y acude, faltaría más. Y si debía hacer referencia, aunque con las matizaciones pertinentes en un 'progre' que se precie, a las indiscutibles raíces cristianas de nuestro país, cuyos vestigios y símbolos pretende borrar de la vida pública, se hace y punto.
Es más: Qué mejor manera de disimular su completa, consabida y ridícula ignorancia del inglés apelando a la lengua 'en la que se rezó por primera vez al Dios del Evangelio en esta tierra'. ¿No sería también razón suficiente para que se garantizara su enseñanza en todo el territorio español? Y, desde luego, nadie posee más autoridad moral para citar aquel pasaje del Deuteronomio que condena la explotación del jornalero 'pobre y necesitado'; nadie más que él, cuya política propicia que millones de españoles no puedan cobrar su jornal sencillamente porque no encuentran un puesto de trabajo.
Y a la hora de la verdad, ¿para qué ha servido esta indecorosa exhibición de infinita hipocresía? ¿Y la foto con Obama? Porque del presidente norteamericano no ha obtenido más que un cordial pero brevísimo saludo y una fugaz charla de despedida. Vamos, como en la época de Bush.
Autor: Pedro Moya
Publicado el 6 de feberero de 2010
Autor: Pedro Moya
Publicado el 6 de feberero de 2010
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