Otro detalle que no ayuda demasiado a hacerse a la idea del origen de la enorme fortuna que hoy maneja MediaPro (sociedad nacida en 1994), aunque sí de su aparatosa posición política, es el currículum del propio Roures: Nacido en Barcelona en 1950, y por lo tanto plenamente consciente de lo que supuso el franquismo para su región, que como es sabido fue la que más se enriqueció gracias a los privilegios industriales, políticos —Carta municipal de Barcelona— y de infraestructuras otorgados por el anterior régimen —autárquico y cerrado a las importaciones hasta bien entrados los años sesenta—, nuestro personaje prefirió militar en la extrema izquierda clandestina (hoy sigue confesándose marxista) y a los 12 años comenzó furtivamente —entonces sólo se permitía trabajar a partir de los 14— una vida laboral que inició como aprendiz de linotipista y que, entre otras muchas actividades, le llevó a ejercer de colaborador deportivo en los inicios de la TV3, esa televisión que desde el día uno de su puesta en marcha, a primeros de 1984, difundió grandes dosis de un nacionalismo —posición que el propio Roures secunda a gusto— que Pujol creó a su imagen y semejanza para adoctrinar a los catalanes y que tan buenos resultados le fue dando.
En su condición de autodidacta absoluto, si bien con algunas lecturas marxistas elegidas aquí y allá, que evidentemente asimiló fuera de método y contraste respecto a otras ideas más de nuestro siglo, Roures cumple fielmente con las características dogmáticas de este tipo de individuos sin apenas base cultural, lo que él sustituye por unas nociones tan intuitivas como maniqueas, en las que a lo bueno de la izquierda que cree representar solamente es posible oponer lo perverso de la derecha, sin medias tintas. Es decir, su ostensible falta de cotejo ideológico y su alejamiento de cualquier conocimiento histórico adicional, tan necesarios si se busca alguna objetividad en las ideas políticas, suponen que el amo de MediaPro (hay quien asegura que solamente es el testaferro) nunca haya llegado a plantearse una evolución ideológica hacia posiciones más moderadas, que es lo usual. Y ya se sabe que cuando no se evoluciona, como ha sido su caso, las ideas iniciales tienden a radicalizarse.
Se sabe igualmente que uno de sus personajes más admirados es Fidel Castro, de ahí que Roures fuese productor ejecutivo de Comandante, el documental que Oliver Stone realizó en el año 2003, en el que a lo largo de tres días filmó las opiniones que Castro le fue narrando sobre la situación política internacional y los “logros” de la revolución castrista en Cuba. Es conocida asimismo su extremada fobia antifranquista, probablemente debida en gran parte a su nacionalismo y a su escaso interés en conocer la etapa de la II República y la Guerra Civil, por lo que no es de extrañar que en 2006 se prestase a producir con todo lujo de medios un filme no exento de abundantes ribetes propagandísticos: Salvador, que narra la historia del anarquista catalán Puig Antich, miembro activo del Movimiento Ibérico de Liberación (organización dedicada a atracar bancos para financiar publicaciones clandestinas y apoyar a ciertos huelguistas), que fue condenado por haber asesinado a un policía tras un violento tiroteo. Puig Antich quizá pase a la historia como el último terrorista ajusticiado a garrote vil en España.
Autor: Policronio
Publicado el 5 de abril de 2009
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