La primera y última vez que me atreví a describirle un vestido a mi mujer, fue aquella en que asistí, con una conocida suya, a una comida de homenaje a un compañero que se jubilaba. Ni que decir tiene que el vestido era precioso, digno acompañamiento de lo envuelto. Sin embargo, tras mi explicación, mi querida esposa llegó a la conclusión de que aquella iba vestida de bombero. Ya se pueden imaginar, que no he vuelto a tales menesteres. Más que nada, por no confundir al auditorio.
Algo de eso debería hacer el editorialista de EL PAÍS, después de darnos traslado de la gran, inmensa, inconmensurable sorpresa, que parece ser ha provocado en la ciudadanía las últimas actuaciones o movimientos realizados por el PP, en procura de defenderse de los ataques, que los restos de nuestro estadito de derecho dirigen contra él:
“El partido Popular, principal grupo de la oposición y formación que aspira a gobernar España, volvió a sorprender ayer a la ciudadanía con el anuncio de que medita denunciar ante las instituciones europeas las presuntas escuchas ilegales a sus dirigentes”. Ante ello, me voy a permitir decirle al editorialista de EL PAÍS lo que, como ciudadano y contribuyente, me causa bastante sorpresa, por no decir indignación:
Que el grupo dueño de esa cabecera, PRISA, aún no se haya disculpado por transmitir a la ciudadanía una información falsa de toda falsedad: la de los terroristas suicidas en los atentados del 11-M.
Que ese mismo grupo aún no se haya disculpado por haber dado cobertura al golpe de estado, dado el 13-M por no sabemos quién, todavía, explicitado en el asalto a las sedes del partido gobernante el día de reflexión, previo a la cita electoral del 14 de marzo de 2004.
Y en otro orden de cosas, por no alargarme mucho, los apaños cinegéticos y de mesa y mantel del juez instructor, el Ministro de Justicia y el Jefe de la Policía Judicial, en los albores del caso Gurtel.
Por otra parte, no pretenderá el mismo editorialista, que a estas alturas de la película de los espías, nos sorprenda que el PSOE pretenda meterse en la cocina del principal partido de la oposición, por ver de aguarle el pisto de calabacín.
Seguro que se acuerda de esto que viene a continuación:
“Entre 1983 y 1991, bajo el Gobierno socialista de Felipe González, el denominado Gabinete de Escuchas del Cesid, que dirigía Emilio Alonso Manglano, había estado grabando ilegalmente conversaciones a empresarios, políticos, periodistas e incluso a Su Majestad el Rey”.
Y en lo referido a la integridad de nuestro estadito de derecho, cuando gobiernan los socialistas, seguro que también se acuerda del caso Roldán.
Y no sigo, que voy a terminar por crisparme tontamente. Por cierto esto no es el “y tú más”, sino un “ya estamos en las mismas”.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 9 de agosto de 2009
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