viernes, 26 de octubre de 2018

No escampa

José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía.

El Gobierno de Zapatero, el mismo que, mientras negaba la crisis económica, prometía el pleno empleo, sigue batiendo récords de índices de paro: Un 18,8%, el porcentaje más alto en doce años. Además, el peor dato de ocupación de la historia, o al menos desde que este indicador comenzó a elaborarse en... ¡1976! Este es el progreso que nos trae la ruinosa política económica socialista. 

Ya está bien de onerosos e improductivos Planes 'E' y demás estropicios y dispendios keynesianos. La solución al problema del paro no pasa por el intervencionismo económico, que a la vista está que lo agrava. Ni mucho menos por subir los impuestos, sino que habría que bajarlos a las empresas para propiciar su creación y la generación de puestos de trabajo, y también a los ciudadanos y a las familias para reactivar el consumo. No es el Estado, que sólo puede entorpecer, sino la sociedad civil la que ha de liderar la tan ansiada recuperación de nuestra economía.


Asimismo, urge una reforma del mercado laboral, que por su rigidez hace tiempo que se ha convertido en una implacable fábrica de parados. Pero no una reformita de pitiminí como la que parece estar cocinándose, que aparente que algo cambia para que en realidad todo siga igual, sino lo suficientemente profunda y audaz como para introducir flexibilidad en nuestro obsoleto sistema laboral y facilitar así la contratación. 

Por desgracia, los estúpidos prejuicios ideológicos de Zapatero, de los que él mismo ha llegado a jactarse, le impiden tomar medidas de este cariz. El presidente estaba convencido de que era cuestión de seguir gastando a espuertas, endeudar a las próximas generaciones y, bajo el paraguas protector del Secretario de Estado Campa, esperar a que escampe. Pero no, la tormenta no cesa. Y no dejan de aparecer en el horizonte nubarrones cada vez más negros.

Autor: Pedro Moya
Publicado el 31 de enero de 2010

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