martes, 23 de octubre de 2018

Negligencia criminal


Está claro que a los manchegos en general y a los habitantes del Campo de Calatrava, en particular, sin desdeñar a los del Campo de Montiel, nos ha mirado un tuerto. Debe ser cosa de vivir en medio de la última reserva eco-espiritual de occidente, que impide molestar al señor pato, a la señora avutarda, a la señora piedra pómez y a los cuatro chinatos que quedan, de una vasija mal cocida por un ancestro contemporáneo del Apóstol Santiago. Aunque, para conseguir tan noble propósito, se pongan en riesgo vidas y haciendas.


No es casualidad que Castilla-La Mancha, junto con Extremadura y Andalucía, esté a la cola de España, en lo que a desarrollo, medido en términos de PIB, se refiere. No podía ser de otra forma. Del mismo modo que en la galaxia se ha producido la conjunción Obama-Zapatero, cosa de seis meses, y luego la cosa volverá a discurrir por sus cauces adecuados, en nuestra desgraciada tierra han venido a coincidir en el cuidado de la cosa las dos plagas más dañinas de las últimas décadas: la ecologista y la pijosocialista, valga la redundancia.

Desde luego, que no podía imaginar el añorado Antonio Herrero, cuando se las tenía tiesas con el Ministro de Defensa de la época, a cuenta del despropósito que suponía instalar un campo de tiro en Cabañeros y luego, frustrado ese intento, en Anchuras, que la conjunción eco-pijosocialista llevaría a nuestras comarcas al desastre económico, sin paliativos.

Ahora que el Jabalón, rodeado de ZEPAs, Monumentos Naturales Volcánicos, Zonas de Protección Arqueológica, etc.., >está de nuevo desbordado y altanero, como corresponde a un río humilde en su sequedad, curiosamente, los únicos que no dicen esta boca es mía son los ecologistas y los muy nobles señores de la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

El caso es que entre el miedo de estos últimos y la prepotencia de los otros, el Jabalón sigue sucio y desencauzado, a la espera de que escampe. Y cuando escampe, a otra cosa, que no es otra que seguir crujiendo a los agricultores, por un quítame allá un hectómetro cúbico de agua para riego, delito de lesa humanidad, para estos arrebatacapas.

Malditos seáis.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 1 de enero de 2010

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