martes, 9 de octubre de 2018

Me tomo medio año sabático


Sí, me alejo de Batiburrillo. Llevaba un tiempo meditándolo y un reciente viaje de vacaciones junto a mi esposa, donde pudimos contemplar varios lugares patrimonio de la Humanidad —que siempre marcan sobre uno la impronta de la fugacidad del hombre—, ha influido lo suficiente como para que adoptara la decisión de retomar ciertas actividades muy abandonadas por mí y relacionadas, asimismo, con esa labor de “juntaletras” —no me atrevo a calificarme de algo distinto— que, dicho a las claras, suponen gran parte de los textos insertados en el ámbito de la blogosfera. Con perdón para quien se sienta aludido. 


Aparte de mi buen amigo Carlos J. Muñoz de Morales, cotitular de este blog y reputado profesional de la abogacía, cuya característica como blogger —digámoslo así— es la producción e inserción de artículos ocasionales o bien durante los fines de semana —que menuda suerte tiene el tío en los tiempos que corren con ese exceso de trabajo que no le permite deambular más a menudo por Batiburrillo—, desde siempre hemos dispuesto aquí de media docena o más de colaboradores que han ido renovándose a lo largo de estos cinco años de vida de la bitácora. Todos ellos buenos o muy buenos (algunos francamente excepcionales) como consecuencia de la calidad que han aportado a esta página. Y ello con independencia de que se respalde o no sus ideologías políticas, un tanto variadas. Por eso, a día de hoy es posible descubrir —y disfrutar— 543 artículos en “Firmas invitadas”. 

Tal sería el caso único de D. Rogelio Latorre Silva, todo un señor casi nonagenario que nos legó varias series de elaborados trabajos autobiográficos que versaron sobre la II República y la Guerra Civil. Artículos que es posible encontrar igualmente en nuestra sección “Memoria Histórica para todos”, los cuales quedan a disposición de los historiadores profesionales abiertos a la consulta de fuentes primarias que deseen realmente contrastar lo que sucedió en esa época tan malhadada para España, de la que hoy, como consecuencia de un sectarismo atroz, vivimos una nueva secuela de engaños y propaganda.

Una sección, la de “Memoria Histórica para todos”, creada en su día por mi antiguo compañero Smith, de trayectoria tan brillante como controvertida, puesto que fue de los primeros en intuir las fechorías políticas y morales que luego se han sucedido en el régimen zapaterino. Una sección, repito, sobre la que él se volcó a conciencia y defendió a través de comentarios muy argumentados gracias a sus amplios conocimientos historiográficos. De Smith solamente es posible indicar, como dato más representativo de su estilo, que quizá siga siendo el autor más prolífico y valiente, en el sentido de llamar a las cosas por su nombre de acuerdo a sus propias creencias, de cuantos hemos llegado a integrar Batiburrillo.

Otro colaborador excepcional ha sido D. Carlos Vilas Nogueira, que además de unos cuantos artículos cargados de cultura en verdad envidiable, entre los que se incluyen dos series de primera fila, “Las cenizas de Pompeya” y “Crónicas de la crisis”, nos legó quince entregas de un diccionario político-satírico de lo más divertido. Diccionario que situaba a más de un progre en su sitio mediante el eficaz uso de la ironía y que lamentablemente ha quedado interrumpido por problemas de salud de su autor. Espero que te recuperes pronto, querido amigo.

Y así podría citar también a Pedro Villa Isorna, a Gonzalo Moreno Muñoz, a Ricardo Alonso del Valle, creador de “Noticias ciudadanas X”, y ya, entre los más actuales, a la catalana Ángeles Ribes y a mi paisano el murciano Pedro Moya, dos plumas de primera fila cuyos artículos incluyen una excelente argumentación y un tono moderado que hacen más creíbles sus trabajos críticos con esta horrorosa etapa política que vive España.

Otros colaboradores ocasionales, cuya relación haría esta lista casi interminable, se sumaron asimismo a un blog que quise siempre mantener abierto a las más variadas opiniones políticas, hasta el extremo de que en numerosas ocasiones, a través de los comentarios, llegué a invitar a los discrepantes con la línea de Batiburrillo para que redactaran sus artículos críticos, a poder ser bien argumentados y de la extensión que quisieran, y me los enviaran a la cuenta del blog, naturalmente para su posterior publicación. Ninguno de esos izquierdistas o nacionalistas —éstos casi siempre de carácter separatista— ha llegado jamás a aceptar el reto, todo sea dicho.

No quiero dejar de citar a tres buenos elementos —en el mejor de los sentidos— que temporalmente integraron la plantilla de editores y que, además, aportaron sus valiosos conocimientos al diseño informático de Batiburrillo, hoy bastante obsoleto al haber tenido que hacerme cargo yo mismo del mantenimiento de la plantilla de edición, lo que evidentemente no está a mi alcance. Me refiero a Perry (al que siempre he considerado un gran amigo y que tuvo la generosidad de desplazarse 700 kilómetros para conocerme), a John Sherman y a Elentir, para mi desgracia alejados los tres de esta página, el primero de ellos a causa de una grave enfermedad —de la que Dios quiera se recupere cuanto antes— y los otros dos como consecuencia de una labor profesional que les desborda y les impide atender todos los frentes que quisieran. Vaya para los tres mi más agradecido reconocimiento al precioso tiempo que dedicaron a Batiburrillo, más a las cuestiones técnicas que literarias. Agradecimiento que hago extensivo muy especialmente a Daniel Rodríguez Herrera, que me animó en su día a la creación de Batiburrillo y que además tuvo el desinterés de alojarlo en Red Liberal.

Por lo que a mí respecta, digamos que he aportado casi 1.500 artículos a este blog (algunos de hasta 11 páginas y frecuentemente entre 4 y 6), que a su vez han generado casi 20.000 comentarios especialmente jugosos, cifras que a mi parecer hablan por sí solas. Otros datos significativos serían estos: desde el 16 de abril de 2004, cuando inserté la primera entrada de Batiburrillo, hemos contado con 1,8 millones de páginas vistas que equivalen a casi un millón de visitas individuales. Datos que cualquiera puede comprobar en el contador Webstats Motigo situado en la base de nuestro directorio. Es más, otros contadores ocultos, como pueda ser StatCounter, sobrepasan los dos millones de páginas vistas sólo en los tres últimos años y en más de 1,2 millones los visitantes únicos.  

Pero todo llega a su fin y los ciclos se cumplen. Creo que el mío ya se ha cumplido, al menos temporalmente. Me dispongo a tomarme medio año sabático, y aún más tiempo si fuese preciso, para poder concluir una novela histórica de la que llevo escritas más de 500 páginas. En unas cuantas ocasiones he querido trabajar a la par en la redacción de la novela y en los artículos, remodelación y seguimiento de Batiburrillo. Confieso ahora que ambas tareas son incompatibles para mi capacidad, hasta el punto de que cada vez que retomaba la novela, lo que hacía de uvas a peras por falta de tiempo, debía comenzar por leerme buena parte de lo que había escrito. Simplemente, no lo recordaba y temía incurrir en el tremendo error de que  los personajes (una cuarentena) se contradijeran a sí mismos. Por cierto que a uno de esos personajes lo denominé Policronio antes de que me decidiese a crear esta página. De ahí mi seudónimo.

El blog no lo cierro, queda abierto a los posibles artículos de Carlos J., que como editor adjunto sabe que puede publicar cuando quiera, y también a las colaboraciones de cuantos sientan deseos de ver sus trabajos en Batiburrillo. Miraré el correo a diario e insertaré lo que me vayan enviando. Medio año pasa rápido y espero incorporarme con nuevos bríos y sin esa mala conciencia de tener una novela inconclusa, relato que algunos consideran bueno y digno de ser terminado. Perdón por la inmodestia.

Autor: Policronio
Publicado el 19 de junio de 2009

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