Gracias a José Luis Rodríguez Zapatero, un individuo sobre el que faltan adjetivos para describirle (todos serían pocos y ninguno favorable), los españoles hemos pasado de ser unos simples cerdos (PIGS), que es como se ha venido denominando a las cuatro economías más estrafalarias de la Unión Europea (Portugal, Italia, Grecia y España), a convertirnos directamente en unos cerdos (STUPID), o sea, unos tontos, bobos o imbéciles, elijase el calificativo al gusto. Y es así, como consecuencia de la mala calidad de lo que ha venido en llamarse la ‘deuda soberana’. Vamos, para entendernos, que poca gente se fía ya de comprar un puto bono del Estado español, ‘no vaya a ser que sea’. Me refiero a la quiebra, claro.
En los tiempos que corren, sin duda esto es algo peor que la “Leyenda Negra”, esa mala fama que nos endilgaron los británicos y holandeses (entre otros) cuando el Imperio español contaba lo suyo, que entonces era mucho, y que tres siglos más tarde aún arrastramos como un baldón que subsiste en las mentes de los aficionados a los tópicos o a las patrañas y que los separatistas, cómo no, usan a modo de argumento para sus escabrosos fines.
Y digo que es peor, porque la economía, tan globalizada ella, no deja de ser una de las actividades humanas que requieren un mayor grado de confianza. Y claro, si los mercados internacionales deben invertir en nuestro país a partir de la creencia de que somos unos cerdos estúpidos, que equivale a unos manirrotos cargados de incertidumbre y falta de responsabilidad, está claro que la confianza en nuestras posibilidades de recuperación, y por lo tanto de cumplir con nuestros compromisos financieros, roza el cero absoluto.
Lo que significa que los españoles deberemos practicar el ‘mucho y bueno’ en las siguientes décadas, puesto que el nuevo baldón no desaparecerá por ensalmo, si es que pretendemos evitar que el poco bienestar que nos queda no se desvanezca del todo. Y que conste que no hablo del prestigio al margen de la economía, que de eso solamente se vive mal o a medias, sino pura y simplemente de abrir la nevera y ver lo que contiene. Naturalmente, entre lo mucho que deberemos realizar los de ‘Estepaís’, dicho al modo de los sin patria, parece que sea una cuestión prioritaria desalojar a Zapatero de la Moncloa, más que nada para que se extinga el cargo de sumo oficiante en la ceremonia de los cerdos imbéciles. Y eso si es que los no subvencionados somos capaces de aguantar los dos años que quedan para las siguientes elecciones. Dos años que algunos veremos transcurrir a cámara lenta o casi como una foto fija.
Autor: Policronio
Publicado el 5 de febrero de 2010
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