martes, 2 de octubre de 2018

Los aledaños del Gobierno a guantazo limpio


Zapatero nunca ha demostrado autoridad alguna para controlar a su propio partido. Ha carecido del poder de convicción que todo líder auténtico debe poseer y en consecuencia desde el primer momento optó por la represalia para mantener quietos a los suyos. Así sucedió con el vasco Redondo Terreros, el valenciano Lerma, el catalán Maragall, el madrileño Leguina, el extremeño Rodríguez Ibarra, el gallego Vázquez…, personajes que fueron apartados más o menos bruscamente para evitar que alguno de ellos le hiciese sombra. Personajes entre los que igualmente podría incluirse al manchego José Bono, al que no dudó en nombrar ministro para desubicarle de su feudo.


Si nos fijamos bien, fue a Pepiño a quien le correspondió el papel de ejecutor de esas represalias, dedicándose durante estos años a excluir de las listas electorales a los discrepantes, casi siempre mediante un episodio intrigante en la federación territorial a cuyo líder se deseaba sustituir. Pero eso es algo muy distinto a poner firmes a los miembros activos con cargo importante, como podría ser el caso de José Montilla, que a diario le envía mensajes a Zapatero, no importa si hay crisis o no, en los que le pide más y más dinero para Cataluña. De ahí la aparición del andaluz Chaves en la tercera vicepresidencia, un cargo destinado casi en exclusividad a lidiar con el morlaco del “Palau”. Es decir, puesto que se trata de un tipo pusilánime, Zapatero precisa gente con pocos escrúpulos para interponerla ante los problemas. 

Y es que Zapatero lo está haciendo tan rematadamente mal en casi todos los aspectos, que antes de que se le cierre un frente ya se le han abierto otros. Tales son los casos recientes del Fiscal General del Estado y del Gobernador del Banco de España, instituciones aledañas al poder que andan a bofetada limpia con los ministerios que les son más cercanos: Justicia e Interior, de un lado, y Economía y Trabajo del otro. El fiscal ha comentado determinada dejadez policial, en beneficio de Garzón, y el gobernador ha alertado sobre unas pensiones que difícilmente llegarán a cobrarse si no se reforman las condiciones para percibirlas.

Bien, digamos que el fiscal Pumpido no ha dado la talla —nunca la ha dado— y se ha desdicho el mismo día. Habrá que comprobar qué esbirros interpone Zapatero ante el gobernador Mafo. Los sindicalistas Méndez y Toxo tienen todas las papeletas para ejercer el cargo de sayones en este lance, puesto que de algún modo deben ganarse las mega-subvenciones zapaterinas. Por si acaso, el de la UGT ha comenzado por decirle a Mafo que “presenta un exceso de locuacidad, vanidad personal y fanatismo ideológico” (sic). Mientras que el de Comisiones alude a que Fernández Ordóñez supone un foco de incertidumbre para la economía y que “Con amigos como éste, ¿quién necesita enemigos?”. 

Eso sí, ante la gravedad de unas cifras de parados cercanas ya al 17%, que en Andalucía sobrepasan con creces el porcentaje del 20, que no decaiga el ánimo sectario y radical entre las filas de la izquierda sarmentosa, una de cuyas últimas manifestaciones ha sido negarle una calle en Sevilla a las víctimas del terrorismo y a cambio dedicársela a la titiritera Pilar Bardem. Está claro que la receta de este gobierno contra la crisis económica consiste en cerrar los ojos a la realidad y aumentar las dosis de fanatismo. ¡Vivir para ver!

Autor: Policronio
Publicado el 17 de abril de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.