Cola ante una oficina de empleo en Madrid. |
Formación de grandes riadas humanas en las calles. Es inevitablemente una de las consecuencias más destacadas y tangibles de la aplicación de las variantes del socialismo. Empecemos por su versión más suavizada, la de la socialdemocracia: Respetuosa con la propiedad y el mercado en la teoría, ya que en la práctica suele poner todas las trabas habidas y por haber; y no tan implacable y siniestra como el socialismo planificador y 'real' (y tan real), aunque intervencionista hasta la médula. En nuestra querida España, conocemos de sobra que las políticas socialdemócratas, especialmente acentuadas por unos impuestos generalmente altos, un gasto público expansivo y desbocado y un mercado laboral obsoleto y excesivamente rígido, traen invariablemente depresión económica y paro. De ahí que las largas colas situadas a las puertas de las oficinas de empleo suponen la más viva y cruda imagen de los efectos propiciados por la gestión económica del PSOE en el poder.
Vayamos ahora al socialismo puro y duro. 'Por ahora, no pudimos', fue la respuesta del tirano Chávez al nítido rechazo del electorado a su proyecto de convertir Venezuela en un régimen comunista al estilo cubano. En realidad, el insigne golpista no manifestaba su intención de convocar nuevos y sucesivos plebiscitos hasta salirse con la suya, sino de imponer por vía de hechos consumados su 'socialismo del siglo XXI', que no es sino la misma ruindad perversa, liberticida y totalitaria que durante el siglo XX esclavizó a medio mundo y mató a cien millones de seres humanos.
La progresiva estatalización de la economía venezolana, basada en expropiaciones y confiscaciones de activos generadores de riqueza, unida a una asfixiante presión fiscal y a un contraproducente control de los precios y de los tipos de cambio, no han tardado en producir unas secuelas por lo demás fáciles de predecir: Una escasez de alimentos y bienes básicos que comienza a ser alarmante y una inflación desorbitada. Nada nuevo bajo el sol socialista, que quema y mucho. Además, la reciente decisión de devaluar el bolívar, incluso anunciada temerariamente por quien se cree el rey del mambo, ha llevado a un inevitable y desmesurado aumento de los precios. Subida que lógicamente, y pese a las demagógicas y populistas amenazas del dictador, irá a más en los próximos días, lo que ha provocado una auténtica 'psicosis' compradora que, a su vez, ha incrementado aún más los precios. En consecuencia, la torpe y perniciosa 'antieconomía' encarnada por el actual ídolo del progresismo ha dado lugar también a instantáneas de inmensas colas, esta vez de venezolanos que se agolpan desesperados en los comercios, sabedores de la dificultad de adquirir en un futuro inmediato productos de primera necesidad.
Colas en los comercios venezolanos. |
Por alguna extraña razón, los experimentos socialistas, allí donde se han puesto en práctica, siempre han dado los mismos nefastos resultados. Debe ser porque la realidad, además de tozuda, es muy de derechas.
Autor: Pedro Moya
Publicado el 14 de enero de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.