Lo ha dicho el comunista Cayo Lara, y lo ha dicho sin despeinarse y sin reparar en que, si fuese cierto (que no lo es), sería el primer caso conocido de una ideología, la comunista, que desde su aparición viene atacando sin tregua alguna a los seguidores de ese ‘Comunista significado’ que ahora interesadamente reivindica. Los asesinatos masivos de clérigos, monjas y seglares, así como los asaltos a iglesias y quemas de conventos no son, precisamente, la mejor muestra del respeto comunista a Jesús de Nazaret. Claro que los cristianos poseemos un historial de casi dos mil años, no siempre fáciles, y un futuro tan ilimitado como la especie humana. Mientras que el comunismo, nacido como aquel que dice ayer por la tarde, se bate en retirada allá donde la libertad posee alguna opción entre los ciudadanos. Sólo cuando el socialismo muestra su incapacidad total para conservar el bienestar de un país, como sucede actualmente en España, se dan las condiciones para que el comunismo (socialismo real) se desperece tímidamente entre los votantes más radicalizados de la izquierda.
No soy capaz de concebir un caso de apropiación indebida más flagrante que el de Cayo Lara, expuesto con oportunismo por un individuo manifiestamente indocto (por no adjudicarle a las claras la ignorancia o la mala fe), y destinado a esa parte del pueblo llano (muy llano) que conoce la bondad encerrada en el cristianismo, sin que acabe de encajarla o hacerla compatible con una corriente política destinada a la opresión más atroz, al liberticidio y a la marginación de los discrepantes. Propaganda al margen, faceta donde la izquierda fue siempre una gran maestra y el comunismo su discípulo más aventajado a la hora de mostrarnos lo contrario de la realidad, la doctrina de Jesús es tan compatible con el comunismo (sobre todo si atendemos al historial que éste posee) como pueda serlo otra de las corrientes ideológicas hoy en día tan en boga y tan amiga de la izquierda: El islam, una seudo religión donde más de 1.200 millones de seres humanos se sienten incapaces de sacar el pie del lodo al estar sometidos a todo tipo de despotismos.
En su condición de coordinador de Izquierda Unida, es evidente que el comunista Cayo Lara trata de arrimarse a un buen árbol para cobijarse a su sombra, que algún fruto maduro le caerá de añadidura en forma de votos más bien irreflexivos. Los marxistas lo han intentado varias veces y le han dado diversos nombres a ese tipo de iniciativas usurpadoras. De una de ellas, la Teología de la Liberación, hace años que se conoce su alto grado de impregnación marxista y por ende su incompatibilidad con el libre albedrío que acompaña al cristianismo. Ahora el bueno de Cayo, de un modo bastante rústico (todo sea dicho) trata de crear un sincretismo risible entre el comunismo de garrafa que él practica y la religión que ha creado la cultura en Occidente, una área geográfica donde priva el bienestar entre sus habitantes y que se muestra esencialmente antagónica a cualquier totalitarismo.
Así, pues, la frase proferida por Cayo Lara, personaje que ha tenido una magnífica ocasión para callarse y no hacer el ridículo, no difiere gran cosa de esta otra ocurrencia surrealista que leí hace poco y que me pareció tan ingeniosa como vacía: ‘El tiempo es oro, y la hora exacta es su profeta’. ¿Será Cayo Lara el profeta de la hora exacta?
Autor: Policronio
Publicado el 13 de enero de 2010
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