martes, 23 de octubre de 2018

La dictadura franquista, una dictadura perfecta


No otro calificativo merece la dictadura del anterior Jefe del Estado, a pesar de los “encomiables” esfuerzos que se realizan por denigrarla, desde todos los ámbitos de la vida académica -un ejemplo son los pseudoperiodistas acogidos en el diario digital de “dapena”. Ejemplo  kultural e intelectual, nivel pnn.


Obviando los sufrimientos personales, que fueron muchos, durante el nefasto periodo de plena vigencia de la segunda república, 1931-1934, y el periodo revolucionario, a la par anarquista y bolchevique, subsiguiente, y sólo sofocado, con indudable ganancia para la Nación, por el incontestable triunfo de las fuerzas de la derecha de la época, en lenguaje convencional, puede aseverarse que la dictadura franquista, desde la óptica de la ciencia política, fue ideal, pareciera que sujeta a planes, objetivos y resultados que trascendieran, o sorprendieran, a la intención de sus dirigentes.

Porque todas las sociedades aspiran, sin excepción,  a que sus días transcurran en un clima de libertad, justicia y seguridad, en su sentido amplio, con el imprescindible adorno de la paz social, que no sea la paz de los cementerios. Y cuando se ven perturbadas por cualquier movimiento de índole revolucionario, en el sentido que sea, están dispuestas a soportar un periodo autoritario o dictatorial, siempre que en un periodo razonable, cobren plena vida las instituciones que garantizan aquellas primigenias aspiraciones.

Y la dictadura franquista colmó, con creces, esas aspiraciones primigenias de la Nación española. Otra cuestión es que se pretenda achacar a la dictadura franquista las deficiencias de una nefasta clase política, que ha confundido las ansias de paz de un pueblo machacado, con el aborregamiento.

Y si los españoles pagamos el fielato de una dictadura justificada por los cánones de la ciencia política, ahora nos merecemos una Democracia, digna de tal nombre, sin apellidos. Sí no es así, no se sorprendan de lo que pueda pasar en un futuro no muy lejano, sí lo que esta nefasta clase política nos ofrece es la mediocridad elevada al cubo. 

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 6 de enero de 2010

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