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Cena de marqués. |
Pero la puñetera crisis, adornada de brotes verdes, que no son otra cosa que el moho que se adivina en la caja de los autónomos y profesionales, que no liberados sindicales, me ha hecho cambiar de frase. O sea, que cuando ceno como es debido, tal que hoy, sólo me permito decirme: “He cenado como un tesorero del PP”. Aunque sea dimitido de mutuo acuerdo. Que manda güevos.
La frase de marras se la debo a mi querido suegro, que ante uno de los brillantísimos discursos de Letizia, una de estas navidades pasadas, donde repitió hasta una docena de veces la palabra “comfiamza”, no tuvo por menos que decir: “Habla como un marqués”, sin caer en la cuenta del estacazo que acababa de dar al escalafón.
Y el caso es que ahora, cenar como un marqués no es difícil, dadas las dificultades del noventa por ciento de ellos para llegar a fin de mes, acabada felizmente la época de los títulos pensionados o dotados de arrendamientos rústicos y/u otras prebendas.
Eso sí, ahora andan todos colocados en el programa que hace furor en todas las televisiones públicas “destepaís”: “Españoles por el mundo”, “Castellano manchegos por el mundo”, “Madrileños por el mundo”, “Andaluces por el mundo”, y etc.., donde te encuentras a un ilustre paisano que se marchó a vender pipas de girasol a la China, y ahora es director de cualquier instituto cuidador de los intereses de cualquier kolectivo, disconforme de lo mal que se vive en su pueblo cobrando las rentas.
De modo, que cuando caí en la cuenta de aquello, no tuve por menos que cambiar la frase sin cambiar de intención, y así, sí me daba una cena inalcanzable para un mileurista, aun dotado con tarjeta de crédito de diputado provincial socialista, lo que me salía de dentro era decir “he cenado como un auténtico especulador de suelo”.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 29 de julio de 2009
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