Así no vamos a ningún sitio. Nuestros exportadores vienen dándose guantazos, literalmente, con los exportadores franceses e italianos, a cuenta de la distancia en el aprecio del público de las diferentes marcas, Francia, Italia y España, que adornan los respectivos productos fuera de sus fronteras. Ni que decir tiene, que aquí jugamos con mucha desventaja.
Y no es por casualidad, es que desde siempre estamos empeñados en tirar piedras contra nuestro propio tejado, que es como decir contra nuestra propia marca. Y las tiramos cada vez con más acierto, por otra parte.
Porque claro, no hay vino de Ribera del Duero o de Rioja, que aguante la vitola de criarse a unos pocos cientos de kilómetros de la cuna de un fascista de manos ensangrentadas como Franco, que además comía niños crudos, como de todos es sabido. Y para más inri, con más seguidores y detractores, de muerto que de vivo.
Y ya no digamos un queso manchego, curado en aceite de oliva de Jaén, acompañado, por esos mundos de Dios, de la cantilena de que los españoles de la caspa nos levantamos día sí y día también añorando la inquisición quemabrujas, además de poniendo velas a Isabel la Católica que, como de todos es sabido, fue fundadora de la Falange y de la Sección Femenina del Movimiento.
Yo no digo que se olviden las andanzas o fechorías de unos y de otros, pero que se ventilen donde procede: en las facultades de historia o en los tribunales, si fuera el caso.
Aprendamos siquiera un poquito de los franceses: Napoleón fue el primer traidor a los ideales republicanos y de la Ilustración, haciéndose coronar emperador y pretendiendo fundar una dinastía. Anda, a ver quien es el guapo que va de emisora en emisora franchute, ya sea de radio o de televisión, pregonándolo a los cuatro vientos y a más a más, pretendiendo colgarle el San Benito a la derecha francesa. Lo corren a gorrazos, literalmente.
Sin embargo, aquí un indocumentado que no acabó la LOGSE, que ya hay que ser indocumentado, sale en cualquier foro diciendo que los Reyes Católicos eran unos fascistas y poco menos que doctor honoris causa por cualquier universidad de progreso. No escarmentamos. Es lo que hay: país de porteras y camareros.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 29 de junio de 2009
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