miércoles, 10 de octubre de 2018

Antes crispado que anestesiado

Unos cuantos crispados.

Entre otras cualidades que adornan mi personalidad, están la de ser un crispador-crispado y ser un perfecto conspiranoico. O sea, que soy capaz de observar con horror cómo una panda de facinerosos aprovecha un atentado terrorista, para dar un golpe de estado y como los mismos, con su “tenemos gente dentro”, convierten  el juicio, donde se ventilaban las responsabilidades, en una perfecta comedia de disparates.


Por el contrario, debo reconocer que es mayor el número de los anestesiados, que se conforman con que en una legislatura no haya muertos en atentados terroristas y que no haya pobres de pan pedir.

O sea, que tragan con ruedas de molino con el destrozo causado en la constitución dudosamente vigente, a través del expediente de la aprobación de unos estatutos de autonomía que convierten el centro de la península en colonia de la periferia.

Y tragan con ruedas de molino ante el espectáculo de una justicia atrasada y politizada e incapaz de responder con solvencia ante los nuevos fenómenos criminales y no digamos nada ante las circunstancias económicas en que nos encontramos.

Y tragan con ruedas de molino ante la desfachatez que constituye que todo un parlamento nacional se arrugue ante un mindundi, para que éste pueda hablar de lo que quiera con una banda terrorista, dejando en entredicho la integridad del Estado Derecho, mientras se procura matar civilmente a todas las víctimas de las barbaries de aquellos.

Y tragan con ruedas de molino ante la persecución de la primera eléctrica española, ENDESA, para que ésta caiga en manos de amiguetes, aunque sea a costa de los intereses que están llamados a defender.

Y ante el destrozo educativo, que nos ha puesto al nivel de Tanzania en lo que a ello respecta, con el añadido de su cuota de adoctrinamiento masivo en valores que repugnan a cualquier conciencia medianamente formada.

Y tragan con ruedas de molino ante una legislación penal, claramente inconstitucional, sólo por darle gusto a colectivos emergentes, como las feminazis, que convierte a cualquier varón, blanco y heterosexual en reo del delito de peligrosidad social.

Y tragan con ruedas de molino ante el surgimiento de estaditos dentro del Estado, con un poder de coacción sin precedentes, utilizando la vía impositiva sobre muchos para beneficiar a unos pocos: SGAE.

Y tragan con ruedas de molino ante la negación del pan y la sal a las regiones que no son de la cuerda del gobierno central, con lo que ello conlleva de negación de inversiones, agua, etc..

Y ante la persecución de emisoras de radio incómodas. Y ante el favorecimiento de grupos de comunicación afines al gobierno.

Y no sigo porque me deprimo.

Efectivamente, estoy crispado y otros muchos conmigo. Es el estado natural de la gente decente.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 28 de junio de 2009

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