El centralismo opresor de 'Madrit' pretende atacar de nuevo 'la dignidad' de Cataluña, que debe defenderse con uñas y dientes, 'hasta las últimas consecuencias'. Este es 'grosso modo' el desafiante mensaje que estos días difunden el tripartito que gobierna la Generalitat, con su presidente Montilla a la cabeza, y el nacionalismo y el secesionismo en general. Incluida la prensa adicta al régimen nacionalista catalán, a la que se ha llegado a comparar con aquella de lo que se llamó Movimiento Nacional. Algo manifiestamente injusto y exagerado, ya que los periódicos oficiales del franquismo ni tan siquiera publicarían editoriales conjuntos para manifestar su adhesión inquebrantable a los designios de la dictadura. Entre otras razones, porque no les resultaba necesario. En cambio, los medios adscritos al pensamiento único nacionalista sí se ven en la obligación de 'retratarse' convenientemente para seguir disfrutando de las cuantiosas subvenciones que reciben del poder establecido.
En este caso, el consabido discurso victimista del que se nutre todo nacionalismo que se precie parece identificar exclusivamente al castrador centralismo de 'Madrit' con quienes se atrevieron a presentar sendos recursos contra el 'Estatut': El Defensor del Pueblo (que sepamos, vasco), los Gobiernos de Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia (cuyos presidentes tienen bien poco de madrileños) y, sobre todo, el inevitable malo de la película, que no puede ser otro que el PP; como tal, objeto de todo tipo de amenazas (incluso de muerte), que comparte con el Tribunal Constitucional ante la mera posibilidad de que éste no se allane a las pretensiones del nacionalismo catalán.
Sin embargo, de 'Madrit', y más concretamente del 'Gobierno de Madrit', nació en realidad este 'Estatut' del que parecen depender todos los sueños y anhelos del pueblo catalán. A este respecto, resulta especialmente significativo el hecho de que en el Ejecutivo de Zapatero tuvieran conocimiento del oprobioso editorial conjunto antes de que se publicara, algo paradójico cuando se ha presentado como un aldabonazo al mismo 'poder central'. Y es que conviene dejar claro que el 'Estatut' que de hecho ha convertido en papel mojado a nuestra Constitución no es sólo el 'Estatut' del renegado Montilla y del nacionalismo y el independentismo catalán: Es fundamentalmente el 'Estatut' de Zapatero.
Porque fue Zapatero el que insufló oxígeno y reanimó a un 'Estatut' que se encontraba herido de muerte. Fue Zapatero quien, tras traicionar al entonces 'president' Maragall, y tal y como él mismo presume, pergeñaría y pactaría con el pujolista Artur Mas la 'nació' catalana, la bilateralidad de las relaciones entre España y Cataluña, el fin de la unidad jurisdiccional, el destierro de la lengua española de la vida pública y demás atropellos a la libertad y la igualdad de todos los españoles ante la ley que nuestra Constitución debería consagrar. Así pues, donde se perpetró tan furibundo ataque a la soberanía de la nación española fue en el Palacio de La Moncloa, en el mismo corazón de 'Madrit'.
Cabe recordar que por aquel entonces Zapatero, ocupado en sus componendas con la ETA, pretendía hacer del 'Estatut' un señuelo que llevara a buen puerto su posteriormente fracasado 'proceso de paz'. Ahora, y aplicando una vez más la máxima de 'divide y vencerás', parece hallarse convencido de que la polémica y la 'tensión' creadas acabarán favoreciendo sus perspectivas electorales en Cataluña, que es junto a Andalucía la región en la que basa sus victorias. Pero con tan irresponsable e insensata actitud corre el riesgo de propiciar que algún día no pueda contar con el voto de los electores catalanes. Sencillamente, porque dejen de formar parte de España.
Autor: Pedro Moya
Publicado el 1 de diciembre de 2009
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