La nueva Ley de Educación de Cataluña, injusta y liberticida como todo lo que se viene aprobando en esa región, avanza un paso más hacia la desvertebración de España, que es exactamente lo que se habían propuesto las formaciones separatistas CiU y ERC, junto al acomplejado PSC del traidor Montilla, al aprobar una norma que perjudica a todo el mundo y que convertirá en paletos a las dos o tres próximas generaciones de catalanes, hasta que recobren la cordura y echen a estos políticos o sean capaces de desenvolverse por el mundo en inglés.
Es innegable que a la infame clase política catalana, además, no le importa en absoluto pagar el peaje de ser rechazados en el resto de España, todo lo contrario, incluso están dispuestos a vivir aislados idiomáticamente durante varias décadas con tal de eliminar el español de un territorio donde más del 50 % de la población aún tiene esa lengua como materna. Naturalmente, cuando el español haya disminuido lo suficiente, el siguiente paso será la separación política, un tema nada preocupante si se tiene en cuenta que hoy en día Cataluña ya está unida a España igual que una garrapata.
De todo esto solamente hay un culpable: Zapatero, que con su desidia y deslealtad hacia la Nación española ha propiciado lo que está sucediendo, primero dando vía libre al nuevo estatuto y ahora mirando para otro lado. Ahora bien, que sepan los nazis catalanes que Zapatero no será eterno. Y que tarde o temprano las aguas de la libertad en Cataluña deberán volver a su cauce. Si acaso, que se vayan pensando cuál es el precio que quieren pagar, dentro de los cuales puede figurar que algún día, con una Constitución reformada y un Gobierno decente, en Cataluña haya libertad absoluta para elegir el idioma de la enseñanza, en cuyo caso ese idioma catalán que ahora se impone, con frecuencia en contra de la ley, podría llegar a verse muy arrinconado por la fuerza de un idioma español escogido libremente.
En cualquier caso, que los votantes de Montilla vayan tomando nota de lo que ese fulano hace con sus votos. Lo mismo que los votantes de Zapatero, al que ahora se le ha comprobado una nueva razón para no volver a votarle: la deslealtad. ¡Ah!, y que conste que para arreglar esta nueva imposición nazi en Cataluña no confío nada en el Tribunal Constitucional, de donde se deduce que en su momento deberá ser otra institución la que restablezca el orden constitucional en la región catalana.
Autor: Policronio
Publicado el 8 de mayo de 2009
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