miércoles, 31 de octubre de 2018

Decálogo del joven socialista, Santiago Carrillo

En la imagen, el joven Santiago Carrillo al frente de una manifestación en Madrid, en 1936, a las pocas semanas de abandonar la prisión como consecuencia de su apoyo al golpe de Estado de 1934. Por entonces, Carrillo era ya el Secretario General de las Juventudes Socialistas Unificadas (PCE-PSOE), asociación creada en abril del citado año. Dos años atrás, en febrero de 1934, precisamente había redactado su famoso decálogo destinado a las juventudes socialistas, que serían llamadas, como toda la izquierda y los republicanos catalanes de ERC, a sublevarse en el mes de octubre contra la República.

El objeto de la realización del decálogo de Carrillo, de ideología muy radicalizada en esa etapa de su vida (como prueba el hecho de ser considerado el 'delfín' del revolucionario Largo Caballero), fue impartir instrucciones militares y políticas a las juventudes socialistas de cara a un próximo alzamiento contra la República, tras perder su partido (entonces el PSOE) unas elecciones democráticamente convocadas. He aquí el decálogo y algunos comentarios (a veces relacionados con la política actual) que el texto del citado decálogo sugiere:

1.- Los jóvenes socialistas deben acostumbrarse a las movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en fondo.
Y sobre todo que no se olviden de la pancarta con el lema de “Aznar asesino”.
2.- Cada nueve (tres filas de tres) formarán una década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado izquierdo.
Y ese jefe a la izquierda (¡cómo no!) acabará por conducir a la tropa que custodie a las víctimas camino de Paracuellos del Jarama.

3.- Hay que saludar con el brazo vertical y el puño cerrado, que es signo de hombría y virilidad.
Tal y como hoy vemos que practican las chicas viriles de la PSOE, comenzando por la 'miembra' de Igual-da. ¿No, feminazis?

4.- Es necesario manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos, no despreciando ninguna ocasión. Manifestarse militarmente, para que todas nuestras actuaciones lleven por delante una atmósfera de miedo o de respeto.
Y a poder ser ante las sedes del Partido Popular, en vísperas electorales y mejor aún si es jornada de reflexión, donde a la atmósfera de miedo se unirá una atmósfera de peste, como ocurrió al volcarles un camión de estiércol a los populares catalanes en la puerta de su sede central en Barcelona

5.- Cada joven socialista, en el momento de la acción, debe considerarse el ombligo del mundo, y obrar como si de él, solamente de él, dependiera la victoria.
Donde se dice acción, léase crimen. Donde se dice victoria, léase masacre o genocidio. 

6.- Solamente debe ayudar a su compañero cuando éste ya no se baste a ayudarse por sí sólo.
O cuando se le agote la munición, porque debe reconocerse que cansa lo suyo fusilar a miles de personas, incluyendo ancianos, mujeres y niños (todos indefensos), en tacadas de OCHO MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO.

7.- Ha de acostumbrarse a pensar que, en los momentos revolucionarios, la democracia interna en la organización es un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el jefe de cada grupo.
¿Democracia interna? ¡Qué asco! ¡Pufff! Lo mejor es la obediencia ciega, sorda y muda de todo buen socialista. Y así nos va.

8.- La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el Socialismo solamente puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente.
Pues sí, una sola idea en los cerebros socialistas: Violencia antidemocrática.

9.- Cada día un esfuerzo nuevo, en la creencia de que al día siguiente puede sonar la hora de la revolución.
Revolución, una bella palabra si no acarreara detrás (empareja con el socialismo, real o enmascarado) más de 100 millones de asesinados.

10.- Y, sobre todo esto, armarse. Como sea, donde sea, y por los procedimientos que sean. Armarse. Consigna: ármate tú, y al concluir arma si puedes al vecino, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo.
¿Como sea? Vaya, parece que aún se sigue usando la misma frase hoy en día. ¿No es así, ZP? Se pregunta uno cuánto tardará en llegar la totalitaria llamada a las armas.

Autor del decálogo: Santiago Carrillo Solares
Fecha de publicación: 12 de febrero de 1934
Fuente: nº 130 de la revista RENOVACIÓN (de las Juventudes Socialistas). 


Autor de los textos intercalados: El Corregidor (Firmas invitadas)
Artículo revisado, insertado el 26 de marzo de 2010 en Batiburrillo de Red Liberal

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