Buque escuela "Juan Sebastián de Elcano". |
Con todo este jolgorio que se ha organizado a cuenta del "Alakrana" hemos vuelto a rememorar las novelas de Emilio Salgari, lo que nos deja la sensibilidad a flor de piel en materia de piratas, bucaneros y filibusteros. Ayer, mi hija me envió un precioso documental relativo al buque escuela de la Armada Española, "Juan Sebastián de Elcano", documental que ha traído a primer plano el recuerdo de un relato de mi hermano Rafael, que resumo a continuación.
Sobre el año 1943 o tal vez 1944, no lo recuerdo con precisión, el buque escuela estaba haciendo un viaje de instrucción por las costas occidentales de África. Arruinada España por la barbarie del gobierno rojo, que había dejado asolada la zona bajo su dominio, los españoles teníamos que luchar duro y pasar privaciones para rehacernos. No había dinero para efectuar la clásica vuelta al mundo que realiza la nave con los guardiamarinas de la Escuela Naval Militar. Pero salimos adelante, dirigidos por un Jefe honrado y capaz (el que manda, marca la pauta a seguir por sus inmediatos colaboradores y la colectividad) y a él debe España haber superado muchas desigualdades de siglos anteriores y creado una gran clase media.
Embarcado en el navío iba mi hermano Rafael, teniente médico del mismo. Cierto día, cuando navegaban a las velas desplegadas, como sistemáticamente hace el "Sebastián Elcano" si el viento es favorable, vieron acercarse a un crucero que identificaron como francés, de los afectos al general De Gaulle. El comandante del mismo le dio orden al del navío español para que se pusiera al pairo y lanzase una escala, al objeto de que una patrulla francesa procediera al reconocimiento de la nave (*).
El comandante español (creo recordar que era capitán de fragata) contestó identificando al barco por sus siglas internacionales (las letras EBCB o algo muy parecido y, tal vez, algo más) y haciendo patente su condición de navío de la Armada Española. El francés insistió en términos amenazadores en su pretensión, ante lo cual el español ordenó poner en estado de fuego (quitar las lonas y las bridas) un pequeño cañón que llevaban, cuyo uso primordial, supongo que único, era utilizarlo en salvas. De "Elcano" se radió simultáneamente a Madrid, en claro, el siguiente mensaje (**): "Estamos siendo atacados por un buque pirata. Abrimos fuego contra él". No vaciló en enfrentarse, con su cañoncito de 75mm, contra toda la artillería de un crucero pesado. El francés, sin responder, se quitó de en medio.
A los profanos de las armas, sean éstas de Mar, de Tierra o de Aire, tal vez les parezca una insensatez la acción del marino español. A un profesional, no. Patente está el recuerdo de El Callao, Cavite, Santiago de Cuba y tantos y tantos más, que nos hace ver casi como rutinaria la acción del comandante español. Surgió un imprevisto y actuó según le dictaban su honor y la enseñanza recibida en la Escuela Naval. Y es que a nadie debería de extrañar el hecho: si actualmente algún marino de guerra español se viera en una tesitura semejante actuaría del mismo modo, a pesar de que, en las circunstancias por las que está pasando España, es muy difícil ser militar. Contados serían los que obrasen en contra del honor de la Patria y del propio.
He oído en tono aparente de broma, pero sospecho que con visos de ser una creencia profunda, calificar a los militares como "cuadriculados". Es posible que lo sean, pero tal condición viene marcada por una visión clara de las ideas, un profundo amor a la Patria y el sentido del deber. Un militar no concebirá jamás un comportamiento similar al de los políticos. El de éstos está basado, generalmente, en la mentira y en el engaño. No estoy diciendo osadías: basta leer los periódicos.
Así son los militares de todos los tiempos. Claro que alguna excepción habrá, pero pocas. El comportamiento de nuestros ejércitos (como el de cualquier nación civilizada) es independiente del tipo de régimen que gobierne la nación. Como escribía en una de mis colaboraciones, por Alemania luchó el Ejército alemán, no el nazi; por Rusia lo hizo el Ejército ruso, no el rojo. Rojo, azul, blanco o lo que se quiera, puede ser el gobierno circunstancial de una nación. Pero un Ejército no tiene otros colores que los de la bandera de su Patria, que es lo permanente.
Nuestros marinos actuales son idénticos a los de Trafalgar, El Callao, Cavite, Santiago de Cuba, etc. Como los que allá, por el año 1943, se enfrentaron al crucero francés. Lo único que ha variado ha sido el tipo de persona que rige el destino de la Nación. Que Dios, que sí existe, lo ilumine.
Autor texto: Rogelio Latorre Silva
Imágenes: Batiburrillo
Vídeo: Pirataraul
Publicado el 30 de noviembre de 2009
Publicado el 30 de noviembre de 2009
(*) Probablemente el comandante francés argüiría, como razón de su propósito de registrar el barco español, la exigencia del ¿Navicert? Éste consistía en un documento, expedido por los consulados y otras autoridades diplomáticas de la Gran Bretaña, que permitía la navegación del barco, una vez comprobado que no llevaba material que pudiera ser de interés militar para Alemania. Para nada afectaba a los navíos de guerra neutrales. Probablemente, fue un acto de matonismo.
(**) El texto del mensaje que el comandante español remitió al Ministerio de Marina, en Madrid, no creo que sea exactamente el que reproduzco. Pero si muy parecido y al menos en el sentido, idéntico. No sé si los cuadernos de bitácora se destruyen pasado algún determinado plazo. Caso que no, este hecho debe encontrarse registrado en el del Elcano, donde quiera que esté depositado el correspondiente a aquel año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.