viernes, 14 de septiembre de 2018

Yo estoy con Israel, la última frontera de la decencia


La aviación israelí ha terminado por fastidiar las vacaciones de nuestros ilustres mandatarios. Mire que estuvieron a punto de salir de su aletargado estado navideño, cuando la población civil israelí sufría ataques con cohetes bendecidos por Alá. Pero ¡bah!, los niños judíos tienen el pecho de lata.


El caso es que no escuché del inane Secretario General del cónclave de naciones  corrompidas, antidemocráticas e islamofascistas, ONU en abreviatura, decir esta boca es mía, cuando eran los terroristas más queridos por la comunidad internacional, HAMAS, también en abreviatura, los que bombardeaban ciudades israelíes.

Ni tampoco tuve el gusto de escuchar el más mínimo comentario, aunque fuera hipócrita, del desaparecido Moratinos, que todavía debe estar bajo los efluvios de la pintura goteleada de la cúpula esconchada de Barceló. 

Ahora sí, ahora se han soltado la melena. O sea, que ¡por fin! nuestros titiriteros podrán salir a la calle a manifestarse por algo y poner el cazo. Que la vida está muy achuchá.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 27 de diciembre de 2008

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