viernes, 14 de septiembre de 2018

Resumen del año zapaterino


Hoy, día de los inocentes, puede ser una fecha apropiada para anotar aquí una impresión de este año que está a punto de alejarse de nuestras vidas y que además lo hace dando un violento portazo tras habernos proferido un “¡ahí os queda eso!”. 2008 ha supuesto el quinto año “triunfal” de la era ZP, lo que a su vez implica el batacazo definitivo de cualquier política que lleve aparejada un mínimo de decencia. En consecuencia, 2008 ha representado para los españoles la orfandad más absoluta respecto a la igualdad ante la Ley —manipulada a tope por el Ejecutivo— y la ausencia del trato ecuánime que cualquier gobierno debería dispensar al conjunto de la población. 


Si uno se preguntase si los españoles estamos mejor o peor que hace cinco años, la respuesta vendría dada por el volumen de la subvención estatal que ese “uno” reciba. Los amigachos de Zapatero, todos bien pringaos con grasa del erario público, seguramente contestarían que vivimos en el mejor de los mundos posibles y, acto seguido, se llevarían el dedo índice, en forma de ángulo, a la altura de la ceja. En cuanto a los nacionalistas —el espíritu navideño me impide llamarles directamente sediciosos y malversadores—, estoy convencido de que experimentan esa euforia de quien se sabe a punto de alcanzar el filón principal de una mina de oro, ya que si no les llega la bendita independencia —la persecución de la misma es en sí una meta—, lo de ahora no es moco de pavo y hay que disfrutarlo a tope mientras dure. ¿No, Benach?  

Los miles y miles de clientes que durante este lustro el socialismo ha ido enchufando en las más variadas administraciones y asignándoles unos sueldazos de escándalo, sirva como paradigma la corrupción en la Diputación de Almería, dudo mucho que consideren al 2008 como un mal año, como tampoco deben creerlo así todas esas ONGs izquierdosas a cuyos dirigentes se les han ido solucionando la vida con fondos procedentes de nuestros impuestos. O ese escandaloso reparto en las partidas asignadas a la Ley de Dependencia, cuyos mayores beneficiarios han sido las comunidades gobernadas por el PSOE. Y qué decir de las centrales sindicales, que disponen entre sus filas nada menos que de 240.000 liberados, tan aficionados ellos a montarles el cirio farsante a Esperanza Aguirre, mientras que silencian cuanta arbitrariedad y engaño corren a cargo de sus amos, los políticos socialistas que les pagan. 

En fin, que si comenzáramos a sumar “puñaos” y “puñaos” de gente “bendecida” por el maná que este gobierno dilapidador reparte entre sus fieles —fieles mientras cobran—, digamos que al menos un tercio de la población española, considerados miembros de la nueva secta del “todo vale”, estará más que satisfecho del año 2008 y probablemente, en sus auspicios, deseará otro tanto para años sucesivos. ¿Y los demás? A los demás que les den dos duros y mucha televisión, narcótico controlado por los zapaterinos en sus seis variantes, para atenuar las molestias de estar en paro o, en el caso de contar aún con un trabajo, olvidar las penas del expolio gubernamental.

De la ruina moral y antipatriótica a la que este régimen nos está conduciendo, tan relacionada con la faceta de corrupción económica parcialmente descrita, mejor no escribo nada en este resumen o podría echarme a llorar. Tiempo habrá para ir denunciando la conculcación de valores fundamentales, como el derecho a la vida, a la igualdad de oportunidades y a la libertad individual. Otro tanto podría decirse en cuanto al terrorismo y los enjuagues Gobierno-ETA. Eso sí, en el aspecto internacional hemos alcanzado la estimable condición de indigentes tras haber pasado una buena temporada como apestados. Obviando adrede la farsa de las misiones de “paz” —ahora— en el exterior.


Un par de líneas para acabar en tono positivo: El deporte español ha disfrutado del mejor año de su historia. ¡Ha sido simplemente glorioso, deslumbrante! 

Autor: Policronio
Publicado el 28 de diciembre de 2008

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