viernes, 14 de septiembre de 2018

El don de la oportunidad de ZP


Se ha de reconocer que Zapatero posee el don de la oportunidad, lo que en su caso más bien debería denominarse don del contratiempo o del descalabro. Me explico: En España tenemos una crisis económica de cinco estrellas —la crisis moral lo es de 22—, con tres millones de desempleados camino de cuatro en 2009. Como respuesta, nos encontramos con un presidente dispuesto al: “No ‘problemo’ en absoluto”. P’a chulo yo y me legalizo de una tacada a medio millón de nuevos españolitos. De los cuales, solamente en Argentina hay unos 300.000, muchos de ellos dispuestos a venir a España a buscarse la vida o lo que sea, que en cuestiones de labia y picaresca de supervivencia pocas dudas hay de que nos encontramos con un maestro en cada argentino. Y es que, por increíble que parezca, ese socialismo denominado peronismo que se gastan desde hace largas décadas en buena parte del Cono Sur, modelo inspirador ‘modelnito’ a tope del que ahora usa ZP, es aún más corrupto e ineficiente que el español, ¡que ya es decir!


Así, antes de dos años, que es cuando finalizará el plazo de solicitudes para los hijos y nietos de unos supuestos exiliados políticos de la Guerra Civil, varios cientos de miles de nuevos españoles con derecho a todo desde el minuto uno —incluyendo para ellos, quizá, una compensación económica como herederos del exilio de sus ancestros— aparecerán por nuestras ciudades y pueblos con la intención de posicionarse adecuadamente en las colas del INEM. Es una de las “brillantes” aportaciones de la nueva ley conocida como de Memoria Histórica, que de entrada declara benefactores de la Humanidad, o poco menos, a quienes salieron zumbando de España por temor a que los pelaran como consecuencia de sus crímenes. No digo yo que todos los exiliados fuesen unos criminales, porque decir algo así sería un disparate, pero sí hubo una buena porción de ellos con las manos bien ensangrentadas y el lógico temor al regreso a España. En cualquier caso, ninguno partió al exilio como un santo varón, desde luego.

El régimen de Franco decretó una amnistía en 1944 respecto a las responsabilidades políticas, es decir, dejó claro en esa fecha que nadie sería juzgado, en el supuesto de que quisiera volver a España y no hubiese robado o matado, como consecuencia de su anterior militancia política. Con motivo de los denominados “25 años de Paz”, en 1964 se decretó una segunda amnistía, esta vez de carácter general. En cada una de las ocasiones anteriores, un buen puñado de españoles regresó del exilio. Por si fuese poco, tras la muerte del dictador se decretaron dos nuevas amnistías que dejaron vacías las cárceles españolas. Llegaron a perdonarse hasta las multas de Tráfico, comprendidas las municipales, o los débitos a Hacienda. Incluso los terroristas etarras, del FRAP o del GRAPO quedaron en libertad. Hace más de 60 años de la primera amnistía y más de 30 de la última.

Esta claro que quienes apetecieron el regreso a España pudieron hacerlo muchos años atrás, como por ejemplo uno de los máximos responsables de la checa de Fomento (1). Me refiero a ese poeta y comunista recalcitrante hasta sus últimos días que atendía al nombre de Rafael Alberti y que el socialismo de la Junta de Andalucía declaró hijo predilecto en 1984. Por lo tanto, ¿qué sentido tiene, salvo el de la pura propaganda y el de arramblar con otro medio millón de votos cautivos, la nacionalización a mansalva que ahora se legisla?

Adenda. Que se sepa: Solamente en Madrid y alrededores se contaron 226 checas o “cárceles del pueblo”, aparte de las que dependían directamente del Gobierno de la República, como la citada de Fomento. Que se sepa igualmente: Muchos de los miles de integrantes de los comités de las checas distribuidas por toda la España frentepopulista, o los milicianos más significados a su servicio, pasaron al exilio.

(1) Checa de Fomento o de Bellas Artes. Situada en el sótano del Círculo de Bellas Artes, calle Alcalá 40. El 25 de octubre de 1936 se trasladó a la calle Fomento 9. Actuaba como Comité Provincial de Investigación Pública, creado por iniciativa de Manuel Muñoz Martínez, Director General de Seguridad el 4 de agosto de 1936. Estaba formado por tres miembros de cada partido del Frente Popular, constituyendo en total un Comité directivo de treinta personas que formaban seis tribunales que tomaban decisiones de vida o muerte inapelables, sin procesos ni garantías. Si el detenido era considerado culpable se escribía en su sentencia la palabra "libertad" seguida de un punto y se le invitaba a irse a casa, pero a la salida lo esperaba un grupo de milicianos que en un automóvil lo llevaban al "paseo" y lo asesinaban. Junto a ello se realizaban numerosas torturas y robos de propiedades. (Fuente de este párrafo: Wikipedia)

Autor: Policronio
Publicado el 29 de diciembre de 2008

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