El problema que tenemos los españoles no es que Zapatero sea un mentiroso descarado hasta gritar basta, como ha podido acreditarse una vez más, en esta ocasión con alevosía, en “Tengo una pregunta para usted”, programa de TVE donde el farsante que manda en España —gobernar es algo muy distinto— ha negado con total descaro unas cuantas evidencias que a cualquiera que las recopile le dan idea exacta de la calaña del fulano que decide sobre lo primordial en nuestra Nación.
No, el problema es que a muchos españoles no les importa que les mientan con tanto desahogo mientras a sus estómagos les llegue la correspondiente ración de pienso. ¿Quiénes son esos muchos españoles? Toda la patulea de subvencionados y paniaguados: Entre cuatro y cinco millones, tirando por lo bajo, más sus familias. Entre los que se encuentran, sin duda alguna, la casi totalidad de las cadenas televisivas, que son las que le mantienen la vela encendida al gran timonel ZP, el mendaz.
En cualquier otro país del mundo cuyos habitantes se vistan por los pies, evidentemente no es nuestro caso, a medida que iban resonando las mentiras flagrantes del entrevistado se hubieran ido acercando ciudadanos enfurecidos a los estudios de televisión. Muchos de esos ciudadanos, démosle ambiente, portando hachones encendidos y clamando consignas de repulsa. De tal suerte que a la conclusión del programa, desbordados ya los límites de lo soportable en cualquier pueblo castigado por un mandatario tan incompetente como embustero, los soliviantados se hubiesen contado por miles y hubiera hecho falta toda esa UME (Unidad Militar de Emergencia) creada como guardia de Corps para salvarle el pellejo a tan insensato y patrañero personaje.
A zapatero es ya imposible creerle cualquier cosa que nos diga. Cuanto más habla, y mira que le gusta la facundia, más miente y más se encastilla en la ficción. No hay más que mirarle a la cara o ver los gestos de sus manos abiertas —gestos contradictorios entre sí—, puesto que las muecas revelan siempre la verdad, para dar por hecho que de nuevo se adentra en una retahíla de verborragia resbaladiza, que es el único producto que son capaces de ofrecernos los individuos del tres al cuarto, como pueda ser el sujeto que prefiere dar cuenta en la televisión, donde lo suyo es que se masque el montaje, antes que en el Congreso de los Diputados, cámara a la que le tiene verdadero pavor si previamente no media el cambalache con los comunistas y los nacionalistas. Y eso que el actual jefe de la Oposición, ya veremos por cuánto tiempo, es un verdadero amigo.
En conclusión: ZP podrá seguir haciendo lo que le dé la gana durante todo el tiempo que quiera. Si se aleja del poder, será porque se aburra, no porque lo echemos con nuestros votos de castigo y las denuncias que el PP debería airear con firmeza. Como he dicho antes, son millones los platos de lentejas repartidos —entre los que incluyo los usados por los dirigentes populares, sumados al Régimen— a los que no resulta sencillo que los agraciados renuncien. Y este desvergonzado lo sabe, de ahí que incremente cada año el “plato” cautivo.
Me siento de lo más impotente. Estoy por cerrar Batiburrillo y dedicarme a otra cosa. Quizá lo haga a no tardar.
Autor: Policronio
Publicado el 27 de enero de 2009
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