Cualquiera que cuente con unos treinta años haría bien si comenzase a buscar un país de acogida para emigrar. Sea en la Europa comunitaria, donde con la misma crisis internacional a cuestas el nivel de desempleo es menor que la mitad del español, sea en cualquiera de esas naciones emergentes, pongamos Brasil o Chile, dos repúblicas con gobiernos de izquierdas que en nada se asemejan, sobre todo el segundo, a esta siniestra tan desquiciada que padecemos en España y que, de persistir sin enmendar sus atropellos y corruptelas, acabará irremediablemente por llevarnos a la bancarrota económica e institucional. No digamos nada si alguno tuviese la opción de lograr la carta verde y largarse a los USA, donde la crisis en ningún caso le impedirá, estoy convencido, “buscarse la vida” a quien posea alguna iniciativa.
Para el resto de los españoles que hayamos sobrepasado la edad de treinta años, en mi caso con creces, solamente cabe aspirar a un buen resignar, a lograr alguna ocupación mal pagada en la economía sumergida —actividad que se centuplica en los períodos de crisis— y a que nuestros parientes en el extranjero nos envíen ocasionalmente una remesa para ir añadiéndole al plato, acaso quincenalmente, alguna guarnición de carne no demasiado lechal. Es de esperar que eso sea así, de tan negro panorama, porque estará demasiado solicitado, a la par que mal pagado, el empleo de camarero —no habrá para todos—, única profesión con algún futuro en un país que podría verse reducido en apenas una década a 25 o 30 millones de habitantes, y que no dejará de recibir, eso sí, un turismo procedente de esa Europa que, a diferencia de España, habrá superado la crisis en tres o cuatro años pero seguirá careciendo de sol.
A nosotros los españolitos no aptos para emigrar, como contrapunto de lo más preocupante, hay quien nos augura ya la imposibilidad de cobrar la pensión en 2012, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno zapaterino se dispone a “beberse y fumarse” el fondo especial de la Seguridad Social, cifrado en más de 65 mil millones de euros. ¡Ojo!, que 2012 es pasado mañana, como quien dice, y además les llegará a una velocidad de vértigo a los que dependan su subsistencia de la pensión contributiva. Luego acogerse a la resignación, al trabajo sumergido capaz de ser realizado incluso por un anciano o a la remesa de nuestro familiar emigrado, el que lo tenga, no sería una actitud desdeñable en el terreno de lo estoico, especialmente si llegáramos a padecer una tercera epidemia de socialismo zapaterino, lo que supondría convertirlo en endémico, y ZP fuese reelegido para un tercer mandato precisamente en 2012.
Autor: Policronio
Publicado el 28 de enero de 2009
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